Opinión de Alimañas (2023), película de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez.
Han pasado 23 años desde el estreno de La Comunidad, una de las mejores comedias de Alex de la Iglesia. No es difícil acordarse de ella viendo Alimañas. No solo está ambientada en una comunidad de vecinos en un edificio del que no salimos, con inquilinos que husmean en asuntos ajenos, mezclando comedia, terror y suspense, sino que además Alimañas vuelve a hablar de la codicia y de lo que uno es capaz de hacer para conseguir dinero a costa de lo que sea, incluso de jugarse la vida. Si en aquella una empleada de una agencia inmobiliaria (Carmen Maura) escondía 300 millones que se encontraba en uno de los pisos y se enfrentaba al administrador y a una tropa de vecinos desquiciados que solo querían quitarle el dinero, en Alimañas, esas "alimañas" son en esta ocasión dos hermanos y la mujer de uno de ellos, dueños del edificio, que quieren deshacerse de sus inquilinos para vender la propiedad tras la muerte de la madre.
Aquí prima más la comedia familiar que el terror gracias a unas señoras cotillas preocupadas por el destino de su anciana vecina (destacando la dupla
Loles León y Carmina Barrios). Estas vecinas recuerdan a las de
Aquí no hay quien viva o La que se avecina. De hecho, Loles León apareció en la serie y el guionista y coprotagonista es el actor Jordi Sánchez, el popular Antonio Recio, que vuelve a rematar aquí a un personaje odioso. Todo es un desmadre que pierde fuelle cuando se intenta exagerar lo que no es necesario. Por ejemplo, el personaje de
Silvia Abril trepando por la fachada cual Spider-Man o el cameo tontuno de
Antonio Resines (debería haber una nueva modalidad de cameo "visto y no visto" porque si pestañeas a Resines no le ves haciendo de sí mismo). Me divierte mucho
Carlos Areces como hermano débil, las vecinas cotillas y la escalada de violencia me mantiene entretenida. También está bien (aunque sean unas pinceladas) que una subtrama se inspire en unos okupas y que la base de todo el pifostio sea la especulación con la vivienda y la ambición lamentable de quedarse con el dinero de la madre fallecida. Alimañas se deja ver y pasarás un rato agradable pero poco más.
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