Un único espacio, la casa estilo chalé de la protagonista. Muy pocos personajes: la joven "sospechosa" llamada Reality y dos agentes del FBI (se les une un tercero de forma intermitente). La película de la debutante Tina Satter (que primero montó la obra de teatro, Is This a Room), que escribe el guion con el también novato James Paul Dallas, es un juego psicológico bastante inquietante, y más sabiendo que pasó de verdad. El filme se basa en las transcripciones de uno de los agentes del FBI, que graba todo lo que va ocurriendo con su pequeña grabadora. Lo que deja claro Satter desde el inicio es que no se han inventado nada. Porque la realidad siempre supera a la ficción. Y para ello lo refuerza con imágenes reales de Reality y con momentos en los que la transcripción pasa a ser top secret y no se puede revelar.
Reality encuentra su punto fuerte en la protagonista, Sydney Sweeney, vista en personajes complejos y ambiguos como los de Euphoria o Los voyeurs. Aquí encarna otro de esos personajes que no sabes muy bien por dónde van. Su interpretación es fascinante porque apenas parpadea, asume con total naturalidad que dos agentes del FBI se le presenten en casa sin avisar, diciéndole que si no le importa, siempre con mucha educación, van a registrar su casa, se van a quedar con su móvil y le van a interrogar. Reality no protesta, ni llama a un abogado ni pregunta. Simplemente, se deja llevar. Pero lo hace sin temor, como el que no comprende del todo que puede que se esté enfrentando a un delito grave. Joder, es el FBI. Te hace ponerte en sus zapatos.
Esta inusual reacción se suma a la de los propios agentes, un poco jugando al poli bueno y poli malo, interpretados por Josh Hamilton (el bueno, el que graba y la vigila) y Marchant Davis (el malo, el que organiza el registro). Ellos son los primeros sorprendidos con esta joven que no muestra ningún tipo de resistencia y en muchas ocasiones no saben cómo reaccionar, lo que les hace quedar como torpes. Lo que sigue a continuación es un toma y daca, un interrogatorio inusual que va poco a poco. Un enigma que se va resolviendo ante nuestros ojos. Yo no sabía de qué iba así que estaba mirando la tele casi como Reality sin parpadear. Cuando ya te enteras de qué le acusan entiendes mucho mejor por qué ella está tranquila, convencida de sus decisiones. En un país como EE UU, tan dividido especialmente a partir de Trump, es de alabar que unos pocos, sin miedo y tal vez inconscientes de su hazaña, sean capaces de destapar las cloacas del poder aunque eso les cueste la libertad. La parte final con extractos de presentadores de la Fox y otros charlatanes y mentirosos es de vergüenza ajena. Para algunos Reality es una heroína, para otros, una traidora. La película sirve para que juzgues tú mismo.
**Por si quieres saber más (y aquí te cuento qué pasó con Reality Winner). Reality era una exespecialista de inteligencia estadounidense y traductora (hablaba varios idiomas) que en 2017 fue acusada de la filtración de información clasificada sobre la intervención del gobierno ruso en las elecciones un año antes en EE UU, esas que ganó Trump. Reality logró sacar de la oficina en la que trabajaba papeles clasificados y se los envió a un medio de comunicación. Le cayó la sentencia más larga (por este tipo de "espionaje" le llamaron): cinco años y tres meses de cárcel.
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