12.10.20

Opinion. Festival de Sitges 2020: Relic, Fried Barry, Mandíbulas y Jumbo

Iré subiendo mi opinión de las películas que he podido ver online esta edición 2020 del Festival de Sitges, en este post: Relic, Fried Barry, Mandíbulas y Jumbo. 


RELIC

Para muchos es una de las mejores películas de terror de 2020. Creo que empieza muy fuerte, con un gancho interesante pues habla de una abuela que pierde la cabeza y desaparece, y a la que deben ayudar su hija y su nieta una vez que regresa. La demencia es tratada no como una enfermedad sino como una maldición podríamos decir (algo que también hemos visto en el episodio La reina de Castle Rock y, especialmente, en La maldición de Bly Manor por aquello de la casa encantada). Relic también me recuerda a películas como La visita, con los ancianos aquellos deambulando como locos por una casa a oscuras. La película australiana de la debutante Natalie Erika James cuenta con un discurso muy en femenino (algo que sí me parece muy novedoso), pues son ellas tres las que se enfrentan a esa extraña presencia. Sin embargo, a medida que avanza la película, a pesar de que está rodada estupendamente (y cuenta con Emily Mortimer, aunque a mí siempre me ha parecido muy sosa en sus interpretaciones), no me es suficiente el simbolismo que rodea a la pérdida de la memoria, no me llega la angustia que he visto que ha provocado en otros espectadores (Vivarium tiene algo de esta claustrofobia entre cuatro paredes). Es decir, me esperaba una peli de terror y me encuentro un filme de suspense correcto con una atmósfera muy conseguida, pero que se me hace redundante y cuyo final (esa escena final, ay madre) no supera mis expectativas. 



FRIED BARRY

Película sudafricana del debutante Ryan Kruger que parece una Jó, qué noche, pero con un drogadicto (Gary Green) que es abducido por un alienígena. A través de su mirada confusa ante cosas que no comprende somos nosotros los que descubrimos esa parte del ser humano grotesca, donde se mezclan las drogas, la violencia y el sexo a saco, con escenas explícitas. La película es una sucesión de secuencias en las que Barry se deja llevar, una metáfora de lo que es sufrir un colocón de los buenos, donde no sabes ni quién eres, un pelele en manos de la adicción. Bastante fuerte en algunos momentos y sorpresiva siempre, el filme no es redondo pues a veces parece un cortometraje (la idea se alarga y alarga), falla la interpretación y la realización no es como para tirar cohetes.

MANDÍBULAS

Logro terminármela porque me empecino en saber qué hay en la maleta. Me explico. Al protagonista, un francés bastante estúpido y guarro, le hacen el encargo de llevar una maleta a su dueño. Como no tiene un duro pero sí mucha jeta, roba un coche y pide ayuda a un amigo que le acompaña. Obviamente huele a aventura odisea hasta lograr el cometido, pero nada más empezar la película la sorpresa es otra pues dentro del maletero se encuentran una mosca gigante. Y qué quieres que te diga, Quentin Dupieux no me la vuelves a colar. Ya el año pasado me tragué en Sitges La chaqueta de piel de ciervo (Le Daim), pero al menos tenías a Jean Dujardin presumiendo de tendencias obsoletas. Aquí lo que provoca continuamente el director es repulsión (al menos a mí). Ellos me provocan rechazo, también el insecto XXL, las chicas que se encuentran por el camino (esa Adèle Exarchopoulos que no para de hablar a gritos) y el tema de la maleta pues casi como Tarantino cuando te abre el maletín iluminado y debes averiguar que hay en su interior (da igual lo que vemos, no era para tanto). De tan absurda que es deja de tener encanto y siento que pierdo el tiempo viendo una historia que parece escrita por un loco (aunque el poster a lo El club de los cinco mole tanto). 

JUMBO

Noémie Merlant (Retrato de una mujer en llamas) protagoniza Jumbo, un drama extraño de la debutante Zoé Wittock, que mezcla la relación madre-hija (la madre la quiere casar) con la relación de la prota con una máquina del parque de atracciones en el que trabaja que se llama Jumbo. Francesa por todos sus costados, con diálogos un tanto banales, que no producen comicidad pero tampoco logran que empatices con esta chica que se enamora de una máquina. Es tan surrealista, que no me interesa lo más mínimo el doble mensaje. La cosa era casarse fuese como fuese. Luego hay una pandilla de chavales que le hacen bullying que no sé a cuanto de qué aparecen y un compañero del curro que es la nada. Para ver ficciones sobre la atracción retorcida del ser humano por objetos inanimados recomiendo Nip/Tuck. 

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