Sin maquillaje, sin artificio, la felicidad. |
Reviews: 7x1/7x2; 7x3; 7x4; 7x5; 7x7.
Joan busca el amor, algo que Bob Benson (¡que ha reaparecido!) no puede darle. Joan no necesita un paripé (Benson es un gay metido en el armario), se siente sola. Cuando veo que entra en el despacho de Sterling (¡vaya pechamen que se gasta John Slattery en la sauna!) para hablar de negocios (Joan no quiere a Harry como socio) pienso en lo bien que funcionaría esta pareja. El episodio 7x6 de Mad Men, La estrategia, tiene a las mujeres de la serie como protagonistas, dejando a Don a un lado. Mientras Joan decide por sí misma lo que más le conviene (la estrategia de Bob Benson no le funciona), Peggy sigue afectada por los comentarios de Don en el trabajo. Sigue sin sentirse segura de sus elecciones, sigue bajo el paraguas de la duda cuando el que la mira es Don. Pero Don no siente esa presión, no se entromete en realidad, sólo opina, y deja que sea ella, una mujer, la que lleve las riendas. En un mundo machista, mientras Joan tiene que esquivar con una dulce sonrisa los piropos de unos desconocidos (uno de ellos gay), Peggy sigue dependiendo de sus colegas hombres (Ted, Peter, Lou) porque ante la autoridad de un hombre, poco puede hacer la emoción de una mujer. Ellos, imagen de seguridad; ellas, de inestabilidad. Para cualquier mujer, este episodio de Mad Men se presenta como un puñetazo de realidad, porque en la actualidad las cosas siguen fallando con respecto a la paridad entre géneros. Pero es la propia Peggy la que focaliza el anuncio en esa carencia, en mujeres que dependen de sus hombres -que compran esas hamburguesas y se las llevan a casa con temor- en vez de inventar otro punto de vista (Don lo hace desde los niños). Es fácil, a pesar de ello, sentirse identificada con Peggy, una mujer que ha antepuesto su carrera a su vida personal. Por eso, como Joan, se siente muy sola y termina bailando con el único hombre que, en cierta manera, la comprende. Dos solitarios, en realidad, que viven para y por su trabajo. Peggy es la que llama a Don desde la oficina, mientras éste, relajado, pasa unos días con Megan que ha ido, por sorpresa, a visitarle. Megan también se siente sola, de hecho, ama a su marido, pero le importa más recuperar sus cosas para llevárselas a Los Angeles. La secretaria de Don ni sabía que estaba casado, es más, Megan ni siquiera le dice que va a pasarse por allí. A sólo un episodio del final de la primera parte de esta última temporada, algo debe de romperse en estos personajes. Peter, otro machistoide, no está seguro de querer casarse con su nueva novia, le fastidia que su ex siga con su vida, que su hija no le reconozca. Joan y Peggy siguen solas. De Betty y su hija ya nos dieron una buena ración en el episodio pasado. Don y Peggy pueden hacer un gran equipo juntos, pero está claro que, aunque Don mire con amor a Megan, no sabrá lo que es eso, el amor, hasta que no lo pierda. Don no es consciente de la suerte que tiene. Por eso, Peggy siente una envidia sana hacia él. Ojalá un gran puesto, una familia, alguien con quien compartir la vida. Me imagino el último episodio con una muerte, tal vez la de Megan, con Don roto, por primera vez en su vida, hundido de verdad, con motivo, descubriendo que el amor era eso que dejó escapar, que no cuidó. Tal vez, el sino de Don sea trabajar y trabajar, y que su media naranja esté en el trabajo, junto a Peggy. Por cierto, creo que Jon Hamm se merece todos los premios, es increíble lo que puede transmitir sólo con los gestos de su cara.
1 comentario:
He leído varias review del capitulo, y me ha encantado como has descrito la relación de Don y Peggy, y Don y Megan, ¿ con cuál de las dos mujeres se quedará?, ¿por qué le habrá dicho a Peggy que no tiene nada ni a nadie en su vida?, a este personaje no hay quién lo entienda, y ese final que propones para la serie no lo había pensado pero no estaría mal.
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