El debut en la dirección de Helen Hunt es un poco cajón de-sastre. Porque esta adaptación de la novela de Elinor Lipman de 1990 es un torrente de emociones que agota y enternece a partes iguales (dependerá de tu estado de ánimo, sé fuerte). Sin las sólidas interpretaciones de sus cuatro protagonistas (entendiendo sus extremismos), donde sobresale una compleja Helen Hunt, obsesionada con la maternidad sin disfrutar de la vida (judía, sumisa, abrumada por los acontecimientos), y algunos gags muy divertidos, Cuando ella me encontró se quedaría en un simplón drama romántico televisivo. Entendiendo este debut como una película menor, con aspiraciones indie, de esas que se hacen con cariño, hilvanando diálogos y situaciones impredecibles, que buscan darle cierto sentido a la existencia, entonces nos encontraremos ante una deliciosa peripecia vital en la que la pareja Helen Hunt y Colin Firth (¿pero cómo no te vas a enamorar de este tipo?), resultan irresistibles en su torpeza ante el enamoramiento imprevisto. Ésta tal vez sea la mejor de las historias, complementada por la aparición de una hiperactiva Bette Midler, madre biológica de la protagonista, y Matthew Broderick, como un Peter Pan odioso.
Cuando ella me encontró se estrena el 9 de enero.
1 comentario:
Curioso debut de la Hunt (una actriz que siempre me ha gustado y que se salía en 'Mejor imposible' tras la cámara: dramedia con aires extravaganes propios del cine indie, pero se queda más cerca de un telefilm. Lo mejor: el personaje de Helen Hunt y sus deseos, dudas y ansiedades en torno a la identidad, la maternidad, el amor y la adopción, además de su relación con el personajes de Colin Firth (siempre sobrio y ajustado este tipo).
Lo peor: el folklore judío a lo Woody (no pega ni con cola) y la estomagante y alicatada de botox Bette Midler. Alucinado me dejó la frikada de darle el papel de ginecólogo a Salman Rushdie. Qué cosas.
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