15.1.23

La amenaza de Andrómeda (1971), espectacular diseño de producción y el único cameo de Michael Crichton

En esta entrada hablo de La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain, 1971), de Robert Wise. La amenaza de Andrómeda es una de esas películas de ciencia ficción que hay que ver, un tecno thriller que más que por su trama (la crisis biológica que describe carece de acción) sorprende por su diseño de producción, vestuario y accesorios retrofuturistas que se han inventado para dar la sensación de modernidad. Estuvo nominada a los Oscar a mejor montaje y dirección artística, y al Globo de Oro por la banda sonora. En 2008 se estrenó una miniserie de dos episodios.

Más que un científico parece un bailarín de Studio 54.

Hace muchos años me leí la novela de Michael Crichton. Me impactó su trama, ya que abre la puerta a una de las grandes incógnitas de la vida extraterrestre. ¿Y si los alienígenas no fueran hombrecillos verdes y sí simples organismos que no alcanzamos a ver? Una crisis epidémica llegada del espacio era puro terror. Tanto como pensar en el efecto de armas bacteriológicas que podrían surgir de ello. Hace poco me puse la película y la verdad es que no recordaba nada de lo que vi, empezando por uno de los personajes desnudo con semejante casco protector que ni Swarovski. Robert Wise había estrenado 20 años antes la magnífica Últimatum a la Tierra. Suya es también La mansión encantada (1963). 

La trama es bastante sencilla. Un satélite espacial de la NASA se estrella en una aldea de México, y al abrir la cápsula solo sobreviven un bebé llorón y un hombre. Descubren que la nave está infectada y podría transportar microbios que no son de la Tierra. Lo más alucinante es lo que sigue. Un grupo de científicos deberá investigar el fenómeno reclutados en un laboratorio enterrado en la tierra a enorme profundidad. Y esto es un poco locura porque deberán ir pasando pruebas hasta llegar al quinto piso, el más profundo, donde se encuentra el extraño visitante al que tienen que estudiar. 


Hasta llegar ahí vemos otra película. Con hombres y una mujer (en el libro son todos hombres, se cambió en el filme) que también mantienen una guerra de sexos (de la época), que visten uniformes de papel de diferente color dependiendo de la planta en la que estén (se ve que es algodón, pero ellos argumentan que es papel para poderlos quemar). Salen desnudos pues tienen que ser analizados para que no porten enfermedades, pero los accesorios que les colocan son de escándalo, muy kitsch. Hay varias secuencias desagradables en las que se ve cómo ratas enormes blancas y monos escuálidos sucumben a diferentes experimentos para cuantificar la letalidad del bicho (aunque lo parezca, el mono no muere, fue reanimado con oxígeno). En fin, es una odisea toda la película simplemente por el hecho de analizarlos a ellos mismos hasta llegar al final del subterráneo. Un gasto en producción bestial para recrear todo este enorme decorado. La historia se hace menos lenta gracias a los artilugios y outfits que lucen la verdad. 

Por cierto, el único cameo que hizo Michael Crichton fue en La amenaza de Andrómeda. El escritor contó que se inspiró en El expediente Ipcress, de Len Deighton, pues "gran parte de Andrómeda tiene su origen en Ipcress en cuanto al intento de crear un mundo imaginario utilizando técnicas reconocibles y personas reales". Tardó tres años en escribir la novela.


Otras películas de Michael Crichton: dirigió Coma y El primer asalto al tren (ambas de 1978). Sus libros adaptados son: Parque Jurásico y Westworld. Y fue el creador de la serie Urgencias.


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