1.11.22

El paciente: Steve Carell secuestrado por un asesino en serie

 

Disney+ estrena el 30 de noviembre El paciente (The Patient), que en EE UU se ha emitido a episodio semanal en Hulu (10 episodios, acabó el 25 de octubre). Sus creadores son Joseph Weisberg y Joel Fields (The Americans).

Comencé a verla absolutamente intrigada. Steve Carell ya había hecho personaje de corte dramático, pero aquí interpreta a un terapeuta al que secuestra uno de sus pacientes (Domhnall Gleeson) que resulta ser un asesino en serie que ansía que el médico le cure (Gleeson ya interpretó a un asesino en Calvary, por ejemplo). ¿Cómo enfrentarse a un tipo así, encerrado en un sótano, que se está jugando la vida, que debe medir bien sus palabras, con un joven que parece tranquilo pero que no sabes por dónde te va a salir? 

Es original porque cada episodio dura 20 minutos, excepto el último que es el doble. Se te pasan volando. También porque a pesar de que la mayor parte de la trama transcurre en un espacio cerrado, muy teatral, la tensión es máxima, creando en algunos momentos una acción trepidante solo con los diálogos y las miradas. Sam, el criminal, es consciente de su tara: cuando se enfada con alguien la ira le puede y lo mata. Alan pasa por diferentes estados ante la insólita situación. Al comienzo está inquieto, quiere salir de allí, luego no le queda otra que ayudarle e intenta escarbar en sus recuerdos para localizar el origen de esa frustración que le lleva al impulso criminal. Vives con Alan su situación. Se le pasa por la cabeza agredirle, y escapar, pero conoce sus limitaciones. Alan no tiene la fuerza física de Sam. Imposible. Es normal acordarse de Misery. Alan no está impedido porque le hayan roto los tobillos. A Alan le inmoviliza su propio miedo. No es un héroe y eso lo sabemos desde el inicio. 

Para más inri, Sam vive con su madre que ha aceptado sin más contemplaciones lo que hace su hijo. Hay pocas interacciones con ella pero las suficientes para entender aún mejor la situación. Sam puede que esté loco, pero su madre consiente, que es aun peor. Como Sam hace su vida (es un joven con trabajo, que entra y sale de su casa como si allí no pasara nada), Alan está la mayor parte del tiempo solo y otra de las maravillas de esta serie es ver cómo la víctima se enfrenta al horror sin caer en la desesperación. Y es entonces cuando entendemos que realmente el paciente es el propio Alan al que el cautiverio le deja tiempo para pensar en su propia vida, en su mujer fallecida, en esos dos hijos con los que no se lleva especialmente bien. Y entra en el juego otro personaje, un terapeuta imaginario que escucha a Alan en el diván, que en realidad es el propio Alan intentando recolocar las piezas de su propia existencia. 

El paciente no llega a ser una serie redonda, más potente, porque hay un batiburrillo de demasiadas cosas. También salimos con Sam al exterior, a conocer a sus compañeros de trabajo, a su ex novia con la que intenta reconciliarse y hay muchos flashbacks por parte de Alan (y alguno de Sam, pero menos). Y es en la parte de esta mirada al pasado de Alan lo que me gusta menos. Cuando nos comparan con imágenes el cautiverio de Alan con los campos de concentración nazi. Se me hace muy cuesta arriba todo este simbolismo judío y especialmente la mirada al extremismo con el que el hijo abraza su fe. 

Todo al final tiene sentido, porque es en el remate donde el espectador se debe enfrentar a la respuesta de la única pregunta que nos haremos mientras vemos la serie: ¿logrará Alan escapar? Y aquí había que posicionarse y elegir con sentido. Y la serie no solo logra llenar ese hueco, también nos ofrece otra solución con respecto al asesino, algo que creo que funciona bastante bien. El final de El paciente es una sucesión de momentos, muy bien dirigidos, con la máxima tensión y con un poso dramático importante, que literalmente me dejaron rota.

con spoilers

No pensé en ningún momento que Alan pudiera escapar. Lo había intentado todo. Introducir una nota de socorro en la boca del chico asesinado por Sam delante de sus ojos. Intentar persuadir a la madre. Imaginando cómo sería romperle la cabeza con la jarra de porcelana. Para cuando amenaza con el tubo afilado de pasta de dientes sé que ya es muy tarde para salirse con la suya. Porque no solo se enfrenta a Sam, también a su deseo de protección hacía su madre. Pero creo que eso Alan lo sabe. Sabe que tiene muy pocas posibilidades de salir de ahí. Por eso deja una carta a sus hijos. Pero debía intentarlo porque morir allí dentro tampoco estaba en sus planes. Alan logra descubrir que es el padre maltratador el motor de la ira de Sam. Sam intenta matar a su padre, creyendo que esa es la solución para dejar de hacerlo, pero logra contener su impulso. Eso no significa por ende que vaya a liberar a Alan. Sam no es tonto. Alan lo contará a la policía aunque diga que no. Sam sí pensaba matar a Alan. Pero lo descubrimos después. Alan, que le ha pedido que lo libere, termina por amenazar a su madre, aunque sepa que ahí tiene las de perder. Y es cuando Sam estrangula a Alan, de una forma seca y dura de ver. Mientras la madre no hace nada, solo llora y grita angustiada. Poco más. Sam entonces arrastra el cuerpo de Alan a la habitación y comprendemos que lo enterrará allí en el nicho que había preparado para el chico que mató (episodio 6), en su propia casa. No sabemos cómo Sam hubiera matado a Alan, pero está claro que Sam no pensó que fuera de una forma tan violenta y defendiendo a su madre. Pero como espectador no estás con Sam, te da igual su motivación. De pronto te entra una pena enorme por ese hombre que solo intentaba ayudar a ese joven trastornado, que no elevó la voz en ningún momento, que se mantuvo lo más tranquilo posible ante una trágica situación. Y piensas que va a acabar sepultado ahí, sin que su familia sepa nunca lo que le pasó. Y es entonces cuando Sam descubre la carta, y algo parece conmoverle, lo que ya es retorcido y raro. Y escribe a los hijos desvelándoles dónde está el cuerpo, que para eso son judíos, y tener el cuerpo del fallecido, dicen, es lo más importante. Sam no lo entierra en su casa sino que lo deja en algún lugar para que lo localicen. Y vemos a los hijos rotos leyendo la carta de su padre que les reenvía Sam. Por si todo esto fuera poco, Sam, que sabe que seguirá matando y que no hay terapia que lo cure, decide secuestrarse a sí mismo, usando la misma cadena atada al pie, sujeto a la cama, que para eso tiene a una madre sumisa que le dará de comer, evitando tener que salir de la casa. Sam se encarcela para no matar, aunque mate en vida a su madre que tendrá que ser su cuidadora. La última escena muestra al hijo de Alan (qué hijos tan diferentes pero al mismo tiempo que dañados por sus padres) yendo a terapia para poder digerirlo todo.

2 comentarios:

Catriel92 dijo...

Consulta... el nicho que tiene Sam para enterrar a Alan ¿no es el mismo que habían hecho juntos para el chico asesinado en ese lugar? Alan después lo convence de no enterrarlo allí, y realiza el plan del papel en la boca. El nicho quedó ahí, eso entendí yo. Sam iba a tener a Alan para siempre secuestrado ahí, y por eso Alan recurre a ese último intento de escape.

Mariló García dijo...

Catriel92, gracias por el apunte, cambiado!