Los fans de Line of Duty tienen de nuevo a Vicky McClure mosqueada perdida. Si en aquella, era una policía de asuntos internos que investigaba a los suyos (una especie de vigilante anti corrupción), en Trigger Point: fuera de control se convierte en la líder de un grupo de artificieros que comienza a sospechar que las bombas que asolan Londres están dirigidas a su equipo, llamados los Expo. La nueva apuesta producida por Jed Mercurio logra sumergir de forma inmersiva en el día a día de estos especialistas en desactivar bombas. Al final de cada episodio (son seis) te dejan con un cliffhanger, lo que te anima a ver el siguiente. La trama que vertebra esta primera temporada (ya se ha confirmado la segunda por la BBC), se sustenta en quién y qué hay detrás de estos ataques, que van más allá de un atentado terrorista. Lo mejor de la serie es Vicky McClure y la acción (ojo a ver qué cable eliges).
A Jed Mercurio le gusta repetir con sus actores. Lo hizo con Richard Madden al que dirigió en El amante de Lady Chatterley, el clásico de DH Lawrence, y volvió a llamar para protagonizar la miniserie Bodyguard junto a Keeley Hawes. A ella, que interpretaba a la ministra a la que tenía que proteger el susodicho guardaespaldas del título, le ofreció un contundente papelito en Line of Duty, su serie estrella. En esta ya ficción de culto que arrancó en 2012 conocimos a Vicky McClure, que interpretaba a Kate, una detective que investigaba las corruptelas dentro de la propia policía, es decir, ponía en el punto de mira a sus propios colegas. Haciendo amigos, vaya. McClure se convierte ahora en su protagonista estrella al frente de su último proyecto, Trigger Point: fuera de control, producción de la cadena BBC que se puede ver en Movistar Plus+ a episodio semanal cada lunes.13.6.22
Trigger Point: fuera de control: Vicky McClure (Line of Duty), alta tensión desactivando bombas
En esta ocasión, Jed Mercurio ejerce como productor, dejando las labores de guion al debutante Daniel Brierley –aunque la sombra del maestro es alargada– y de dirección a Gilles Bannier (Tin Star, The Tunnel) y Jennie Darnell (Line of Duty, Gente de barrio). Al igual que Line of Duty, Trigger Point logra mantener en tensión al espectador, pero por otros motivos. Salimos de los despachos y las comisarías para vivir de primera mano el día a día de un equipo de expertos que se juega la vida desactivando bombas. Como todo thriller policiaco que se precie, y alejándose de la ficción puramente procedimental, Trigger Point destapa también un asunto un tanto peliagudo, pues los artificieros pronto descubren que dichos atentados no son fortuitos sino que responden a un plan escrupulosamente diseñado en el que ellos podrían ser el objetivo.
Si en Line of Duty, el personaje de Vicky McClure también acababa encontrándose en el punto de mira de la corrupción (no se salvaba ni uno de los agentes de la implacable investigación interna temporada a temporada), en Trigger Point se convierte también en una diana humana. En el primer episodio (la serie se compone de seis), Lana Washington, que es como se llama su personaje, parece no tenerle miedo a nada. Es una más en el equipo de los llamados "Expo" y el trabajo parece hecho a su medida. Su rutina habitual pasa por encontrar y desactivar artefactos explosivos, ya sea en un edificio, en un vehículo o donde se tercie, incluso en forma de chaleco suicida en el cuerpo de una potencial víctima. Todo se reduce (y se dice pronto) a tomar la decisión correcta en cuestión de segundos, a cortar el cable adecuado para que la bomba no arrase todo a su alrededor, a evitar el desastre sin perder el aplomo. Como confiesa ella misma: su misión es proteger a los demás. Esta tensión se transmite como si estuviéramos dentro de un reality policial. Todo parece de verdad y al igual que otras series como 24 nos sumerge de forma inmersiva en la acción, como si estuviéramos viviendo la secuencia en tiempo real. Al final del primer episodio descubrimos que el trabajo de estos equipos no siempre sale como esperaban y es en una tragedia personal donde se cimenta el resto de la trama.
Lana, que en sus ratos libres lo mismo se relaja rellenando sudokus que ahogando las penas entre pintas de cerveza, no se amedrenta ante la desasosegante verdad, al contrario, saca fuerzas de donde puede para enfrentarse a la nueva situación. Y todo se va complicando aún más, con la supervisión de Scotland Yard y el MI5, y en lo personal con la aparición en su vida de un mecánico de motos (Warren Brown, The Responder). Porque hay mucho más detrás de los ataques que se están produciendo en diferentes puntos de Londres. Lo que sigue a continuación es la cuenta atrás de un grupo de hombres y mujeres, de un equipo, que deberá seguir con su trabajo haciendo piña como nunca antes. Lana, que estuvo en Afganistán, puede presumir de ese olfato especial de los militares para descubrir la trampa y ver más allá. Sus aventuras continuarán pues ya se ha confirmado una segunda temporada.
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