8.3.21

The Minister, el visionario político islandés que da (un poco de) miedo

(opinión sobre The Minister, vistos los tres primeros episodios, estreno hoy en AMC)


The Minister (Ráðherrann ) es un drama político islandés de ocho episodios con Olar Darri Olafsson como protagonista. Su personaje, Benedikt Ríkhardsson, se podría acercar al de Vivienne Rock (Emma Thompson) en Years and Years, es igual de populista y logra hacerse con el electorado a golpe de tuit. La diferencia entre ambos es que mientras a Vivienne se la ve venir porque es muy bocachanclas, del presidente del partido de la independencia parece impensable pensar mal. Es grandote y bonachón, escucha a los jóvenes y a la gente de la calle, hace promesas sin contar con los integrantes de su partido pero eso le acerca al electorado. Parece un tipo feliz, escribe poesía, es culto, está casado con una mujer poderosa, hija del dueño de una gran cadena de comunicación (esto choca un poco), que sigue a pies juntillas todas sus propuestas. Esa adoración no sabes si es un acierto o el mayor de los peligros pues ella puede hacer y deshacer en su periódico. 

En la serie te lo describen como un tipo con sentido común, sensato en sus apreciaciones, un visionario, con unos discursos buenrollistas por los que firmaríamos con tal de cambiar el mundo. Obviamente de lo que promete a lo que consigue va un abismo y este tipo no es tan transparente como parece, hay algo que parece ocultar o, al menos, parece sufrir una transformación a medida que va ganando poder. 

The Minister es una ficción sosegada, que se desarrolla a golpe de mítines, apariciones televisivas, reuniones en despachos… con unos personajes cuyas interacciones pueden recordar a las de series como Borgen, donde se mezcla la política con la prensa, y los enemigos pueden convertirse en amigos dependiendo de las alianzas (a diferencia de Borgen, Benedikt es más impulsivo y pueril en sus decisiones). Olar Darri Olafsson es el gancho de la serie, cada vez más enorme físicamente y con esa cara de no haber roto un plato nunca (algo que ya usaba como policía en Atrapados, ese remedo de Fortitude también bastante adictivo). Como espectador estás entre dos aguas, y esto es lo más interesante de la trama, ¿te lo crees, es un político que huye del cinismo, de lo establecido, espontáneo y comprometido, o es un probable loquito, que en su ingenuidad puede provocar el caos y la anarquía?

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