27.3.21

The Capote Tapes, o cómo Truman Capote comenzó codeándose con la alta sociedad y acabó descontrolado en Studio 54

De qué va The Capote Tapes sobre Truman Capote en Filmin.

Excepcional documental sobre Truman Capote, The Capote Tapes (2019), visto en Filmin con abundante material, imágenes, audios, entrevistas, escritos, etc, y muy bien narrado. 

Truman Capote murió a los 59 años "abrumado por el dolor" como recuerda el presentador de televisión que tantas veces le entrevistó, Dick Cavett. Otra persona que le conocía muy bien fue su hija adoptiva, que cuenta muchas anécdotas y que le acompañó después de que Capote se liara con su padre. El documental hace un repaso de su vida comenzando por una infancia que le marcaría. Su madre lo abandonó y fue criado por sus tías. Su vecina fue Harper Lee y de hecho el niño pesado de Matar a un ruiseñor está inspirado en Truman. Años después su madre se volvió a casar con Joe Capote, del que tomó el apellido (Truman se apellidaba Persons), mudándose a Nueva York, la ciudad que le convertiría en icono pop. Su madre era una versión de Truman malévola, muy sexual, bebía y causaba sensación. Nunca aceptó su homosexualidad. Ella acabó suicidándose, algo que Capote nunca superó. Capote siempre buscó ser amado, sabía que divertía a la gente pero que esa gente no le quería. 

En los últimos años de su vida, Capote había jurado tener finiquitado su novela más importante, Plegarias atendidas, con la que quiso emular a Proust y su magna En busca del tiempo perdido. Nunca la terminó, o al menos, nunca se ha encontrado el manuscrito que dijo haber guardado en una caja fuerte. Pero sí adelantó algunos capítulos en la revista Esquire. Estos textos fueron los que le hundieron y le cerraron las puertas de la alta sociedad. 

Capote fue un adelantado a su época, de los pocos gays en salir del armario, algo que relató en su primera novela a los 23 años, Otras voces, otros ámbitos. Una foto en la contraportada del libro atraería la atención. Luego llegó Desayuno con diamantes, en la que su madre se refleja en Holly, aunque le desagradó la película. En el libro no hay glamour ni una historia de amor. Holly se va sola conduciendo su propio coche, no se queda bajo la lluvia abrazada a su amor sonando el Moon River de fondo. 

Capote se codeó con lo más granado, la jet set que veía en él a un chico simpático que les divertía. La mayoría de sus fans eran mujeres adineradas y aburridas a las que él llamó sus cisnes (su favorita: Babe Paley). Todos los secretos de estas mujeres a los que Capote tuvo acceso durante 25 años, en las fiestas, yates, islas privadas y demás escenarios privilegiados fueron aireados en el adelanto de Esquire. Capote, que había comenzado como encargado del correo en el New Yorker a los 19 años, se convertiría en uno de los cronistas de su época, pero traspasó una fina línea, la de esa gente intocable. Capote creía que a su madre le había matado el ansia por pertenecer a esa alta sociedad neoyorquina. Y esos textos fueron su manera de romper con todos aquellos ricos infelices a los que en realidad despreciaba. 

Escribía mejor de los pobres. Su viaje a Kansas para relatar el cruel asesinato de una familia en A sangre fría se convirtió en su gran obra. Inventó la novela de no ficción y se involucró emocionalmente con los dos asesinos, especialmente con uno de ellos. Hasta que no los ejecutaron no dio por finiquitado el libro, y fue una manera también de romper con aquella atracción malsana. Su fama se disparó, dejó de escribir para ir a platós como invitado, su pareja de toda la vida le dejó. Coincidió el tema Esquire con su cameo en la película Un cadáver a los postres, donde es asesinado. Una metáfora de su vida. Airear los trapos sucios de los ricos le exilió de la alta sociedad y encontró un hueco en las noches interminables de Studio 54. Eran los años 60, había mayor libertad, más sexo alocado y drogas sin control. Aunque entró en rehabilitación, los que le conocían cuentan que parecía un mendigo, que seguía bebiendo, hasta perdió los papeles en un programa en directo. Truman Capote murió a los 59 años asegurando que su gran novela se publicaría de forma póstuma. Su hija adoptiva asegura que nunca dejó de escribir, y que aquella gran obra que dejó sin publicar tiene que estar guardada en algún lugar.

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