De entrada, abruman los premios de esta película mexicana en festivales como los de Mar del Plata, Gijón, Toronto y San Francisco, con varias nominaciones a los Ariel. La historia de
Los insólitos peces gato es tan sencilla como conmovedora, de ésas que atrapan a la primera. Más si uno descubre al escribir sobre Los insólitos peces gato que se basa en una historia real, la de una mujer, que vive con sus cuatro hijos, cuya enfermedad terminal le hace replantearse lo que le queda de vida, especialmente, qué hacer con ese valioso tiempo en compañía de los suyos. En este sugerente drama con toques de humor, es un miembro ajeno al núcleo familiar, una enigmática joven, la que interactúa con los diferentes personajes como si del espectador se tratara y la que sirve de conexión entre ellos. Tanto ella como la enferma comparten una madurez de la que carecen los chavales (dos adolescentes y dos niños) y ambas construyen una espontánea amistad basada en la necesidad de no sentirse solas ante el mundo. La directora y guionista Claudia Sainte-Luce nos exige cierta atención extra, para poder palpar esas emociones que no necesitan manual, con silencios que valen más que mil diálogos. Con un titular que es en sí mismo una incógnita (resuelta con humor hacia el final) y un póster más cercano a una peli indie hollywoodense (¿Pequeña Miss Sunshine?), que el espectador no se lleve a engaño. El filme es puro sentimiento
[Crítica publicada en Cinemanía junio]
No hay comentarios:
Publicar un comentario