Masters & Johnson: ficción y realidad. |
Del otro lado, el que se acerca más a nuestra forma de entender hoy en día el sexo, está ella, el alma de esta cama redonda que es Masters of Sex: Virginia Johnson, con la ojazos Lizzy Caplan, una tía que le da mil vueltas a las pampinoplas de Girls. Incluso hoy en día sería la heroína de más de una, y es que lo primero que Masters of Sex nos enseña es que en cuestiones de sexo aún nos queda mucho por avanzar. Es un tema tabú que sigue creando conflictos, especialmente para la mujer. ¿Es una serie para mujeres? No necesariamente. Masters of Sex es una serie que deberían ver sobre todo los jóvenes, las parejas, personas encorsetadas por su cultura y, claro está, por la religión.
Masters bebe ginebra Tanqueray, aunque lo que él quería era salir 'donde Vito'.
¿Ciencia o religión? Dice la secretaria de Masters, la mojigata Margo Martindale, cuando su jefe le insta a buscar a una joven que le ayude en su estudio, en el que se hablará abiertamente de la sexualidad: "Qué mujer va a poder llevar la cabeza alta en la iglesia si habla de obscenidades durante la semana". Ésa es la América a la que se enfrenta Masters, la del qué dirán, la del pecado, la de la represión... Así vemos cómo la única mujer que se presta a su incipiente estudio es una puta, que se deja grabar con el cliente. Masters mira a través de la mirilla, pero no se toca. Es decir, no participa. Confía en lo que le comentan sus conejillos de indias. Pero la puta finge los orgasmos. ¿Por qué? Masters es un pardillo en general, como Don Draper en feo viendo cómo se le adelantan otras generaciones (cuánto se hubiera ahorrado Don de haber tenido cierta educación sexual). Un guaperas se liga a Virginia, y al segundo polvo ya quiere casarse con ella (según él porque le hace una mamada; ella es de las que pide un cunnilingus). Pero Virginia es una mujer divorciada y liberada, que ha aprendido y que no necesita de ningún hombre para ser libre. El guapete entonces la llama puta y la pega. Eso por lista. Pero Virginia no se amilana, al contrario, participa del experimento, sin tocarse también, animando a otra amiga soltera a masturbarse y opinar sobre sus tocamientos.
Pornografía, prostitución, depravación... es el lado oscuro del tema, una mezcla explosiva que en el personaje de Beau Bridges adquiere su significado. ¿Cómo pagar oficialmente un estudio así? Esto recae en el jefe de Masters, al que también vemos ojiplático pero en nada libidinoso. Como en una clínica de inseminación artificial, asistimos en Masters of Sex a este juego. Hay desnudos (al menos tres mujeres) y escenas de cama que se contemplan a través del agujero o en medio de una iluminada sala. Entre ellos, los maromos Nicholas D'Agosto (el inmaduro ligue de Virginia) o Teddy Sears (un doctor casado que se presta a lo que sea, el gay rubio de American Horror Story), eso sí, bien tapaditos no se vayan a resfriar.
"Somos médicos... por Dios". Se escucha decir, en una contradicción contínua. Masters lo tiene claro: quiere un premio Nobel. No lo hace por sí mismo, por su propia sexualidad, por egoísmo. Lo hace por la humanidad, como los que pisaron la Luna. Eso es lo que pensaba, suponemos, antes de conocer a Virginia (la serie se basa en la biografía del futuro matrimonio). Ella representa su teoría hecha realidad, el futuro, el saber. Virginia es la pieza del puzzle de su vida, no sólo de su ambicioso estudio. Y es ella la que le hará cambiar de verdad. Será el cambio en la mujer lo que lo transformará todo, como en una especie de metáfora. Porque en el fondo, Masters of Sex no deja de ser una bonita historia de amor, nacida de algo tan natural como el sexo, pero que el hombre se ha empeñado en mostrarlo siempre como algo sucio. La única vez que vemos sonreír a Masters en el piloto es cuando ella contesta a su pregunta sobre qué se siente al experimentar un orgasmo: "Es fantástico". Y eso es lo que quiere sentir el científico. Y lo quiere sentir con ella.
Masters of Sex se compone de 12 episodios. A la historia de por sí atractiva hay que añadir una puesta en escena soberbia, con un elegante vestuario, cuidados diálogos, personajes que nos interesan (todos, hasta los secundarios), y una dirección inmejorable. El piloto es de John Madden (Shakespeare in Love), y Michael Apted se pone al frente en un par de episodios más. Masters of Sex se estrena hoy en Showtime y mañana 30 de septiembre en Canal+2. Curiosamente Virginia Johnson murió en julio de este año, a los 88 años; William Masters, tras sufrir Parkinson, en 2001.
6 comentarios:
"El guapete entonces la llama puta y la pega"
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"El guapete entonces la llama puta y LE pega"
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Nunca borro ningún comentario ¿?
En cuanto a la serie que es lo importante... ¿nada?
A mi me encanto el piloto, tengo muchas ganas de ver el segundo ;D El personaje de Masters es la leche, cuando se tiene que acostar con su mujer es casi como un castigo y muy mecánico, pobre mujer...
Muy buen piloto. Y muy buen análisis. Los personajes atraen, la historia engancha y me gusta que no se frivolice con el hecho de que el sexo es un placer que disfrutan por igual hombres y mujeres. Es como beberte un cocktail porque te gusta, lo saboreas y lo gozas y no porque sea lo que hay que hacer para estar a la última. La seguiré con interés
Santi me ha llegado al alma que lo compares con un cóctel!! :p http://www.coctelesfueradeserie.com/
Megusto mucho el articlo, espero el siguente !
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