Ha vuelto McAvoy, igual de altivo que siempre ("de nada, América"), pero hay en esta segunda temporada de
The Newsroom pequeñas diferencias. Empezando por la intro, renovada, más moderna. No se mira al pasado de la comunicación, ése es el presente. Menos anquilosada, la serie de Aaron Sorkin baja varios peldaños para ponerse a la altura del ciudadano.
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Mira el Quijote, insomne. |
Porque en The Newsroom, a veces, el
diálogo rápido, los diálogos que se pisan, las imágenes alternando los diálogos, hacen complicada la asimilación de los hechos. La parte positiva es que son hechos que ya han pasado, que resuenan en nuestras cabezas, pero hay que estar pendiente y a veces no es tan sencillo. La forma de la narración también cambia. No es sólo que hablemos de un hecho de 2011, es que está contado a modo de
flashback. Impacta ver a
Maggie con el pelo rapado tras un viaje a Uganda que no se explica. ¿Nos tendrá
Aaron Sorkin pendientes de este hilo conductor durante mucho tiempo? Además, a
Will McAvoy, al intocable periodista, su jefe decide apartarle, consecuencia de sus comparaciones del Tea Party con los talibanes ("
los talibanes se ofendieron", ríe con sorna). Uno de los trios amorosos que más pendientes nos tuvo en la primera temporada (
Maggie, Don, Jim Harper) se soluciona de un plumazo y da pie a otro posible acercamiento. Me siguen chiflando estas interactuaciones, son muy creíbles, así funciona un grupo endogámico, no queda otra.
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Unos Louboutin en la intro? Periodistas mileurisnews |
Personajes como
MacKenzie toman el mando del episodio, una mujer cansada de que su ex, Will, no le haga caso en directo, aunque tenga su parte de razón (evitar parecer contrario al antiterrorismo). También coge importancia
Neal, el más joven, el bloguero, hablamos de la futura ocupación de
Wall Street. Han cambiado los tiempos, están cambiando. Producir el programa de otra forma, difundir la noticia de otra forma, y también darle importancia a la economía, como logra también en este episodio
Sloan, grandísimo personaje, el de esta periodista guapa, con el mismo síndrome de asperger que la
Diane Kruger de The Bridge (ella y su jefazo
Charlie Skinner lo llaman frikismo, otro que se achanta ante el puño inversionista de
Leona). Por momentos divertida, la vuelta de The Newsroom ha sido de 10. Intro renovada, suspense en la narración,
guiños musicales (esa larga conversación entre Will y MacKenzie es de nota, una metáfora del poder que tiene cada uno, ella menos del que se cree), copeo de
whisky Jameson y un
efecto mariposa que comienza cuando un descerebrado se tira desde la ventana de su hotel a la piscina fracturándose el tobillo.
1 comentario:
Sencillamente genial. Enhorabuena.
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