29.8.08

El Beijing más surrealista: los hutongs

Cierro mis andanzas por Beijing (continuaré con Xian, Shanghai y Hong Kong) añadiendo algunas imágenes que se me habían olvidado (y cuyos enlaces dejo abajo) y hablando del lado más surrealista de los chinos. Son cotillas, descarados, de los que te miran en el bolso si lo abres. Son payasetes, te ríen la gracia aunque no te entiendan, lo suelen hacer gritando y te cogerán del brazo hablándote como puedan para que les hagas caso.

La mejor manera de conocerlos es entrar en los hutongs, los barrios más antiguos que el Gobierno va destruyendo y que son parte del negocio que han montado de cara al turista. Los chinos que nos llevaron en sus carros se descojonaban y nos vacilaban en chino y en inglés.

Esta es la vista más bonita del recorrido. Los baretos de la zona de los lagos de día, cerrados. Pero luego de noche se pone hasta arriba, rollo Ibiza.

No estuvimos más de media hora dando vueltas por callejuelas, con la opción (nosotros pasamos) de entrar en una de las casas. En el recorrido te paran en un museo, en unas estatuas, todo para que ellos descansen y tú apoquines. Como sólo queríamos dar una pequeña vuelta regateamos lo más posible (lo sacamos por cuatro veces menos del precio inicial sin mucho esfuerzo) fuimos al grano y sólo paramos para hacernos una foto en una escultura que ni idea lo que era.

Antes anduvimos bastante por algunos barrios de la ciudad. Desconcertados vimos una pelea entre un taxista y una pareja. Nunca habíamos visto ningún altercado (ni antes ni después). Y en medio del rifirafe se acercó el caballero de rojo, móvil en mano y nos hizo una foto a los cuatro, con el cigarro en la boca. No hablaba inglés, sólo sonreía, como quien ha ganado un trofeo. Nos enseñó la imagen que había tomado y le hicimos una foto. Luego se fue a la tía que se ve detrás y se la enseñó orgulloso. También a este anciano de la camisa blanca, que nos pidió las botellas de plástico que llevábamos en los bolsos. Surrealista.

En el mercado fantasma de Panjiayuan.

Las motos que no hacen ruido en el Templo del Cielo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

acompañándote pues, desde más allá del tiempo y del espacio