17.2.24

Yo anduve con un zombi (1943): un zombie llamado Carrefour

En 1943 Yo anduve con un zombi debió impactar por motivos evidentes. El vudú como algo exótico, desconocido, la brujería negra, los muertos vivientes, los zombies, las supersticiones. Al verla hoy todo eso se pierde, pero hay un detalle que da mucho yuyu, el negro Carre-Four.


En esta película de Jacques Tourneur (I Walked with a Zombie, 1943), lo que me llama más la atención (además de que solo dura 69 minutos) es este personaje, un negro antillano interpretado por Darby Jones, que es un zombie, con los ojos inertes (uno subliminalmente piensa en la esclavitud, en la sumisión, claro). Su imagen pervive en la memoria. También que le llamen Carrefour, que a una le viene a la cabeza la cadena de supermercados.


De qué va Yo anduve con un zombi 
La película arranca con Frances Dee como Betsy, una enfermera de Otawa que viaja a la ficticia isla de San Sebastián en el Caribe (que bien podría ser La Española, formada por Haití y la República Dominicana) para cuidar de Jessica, la mujer (Christine Gordon) de Paul un terrateniente (Tom Conway), dueño de una plantación de azúcar. La mujer a la que cuida parece un zombie pues está despierta en cama pero como si estuviera muerta. Le dicen que una fiebre tropical le dañó la médula espinal, pero aunque no habla, sí es capaz de deambular sonámbula por la casa. Muy parecido al negro Carrefour. Raro, raro. 


Por el medio también anda Wesley, el hermanastro (James Ellison), del que pronto sabe que algo tenía con Jessica, y la madre de ambos (Edith Barrett), que al final de la historia adquieren protagonismo. La crítica le metió varios palos, pero hoy en día se considera una peli de culto. La atmósfera me ha recordado a la de La mujer pantera, también de Tourneur. Esta historia de Inez Wallace tuvo un remake en 2002 llamado Ritual (Tales from the Crypt Presents: Revelation (Ritual), con Jennifer Grey (Dirty Dancing), ambientado en Jamaica.


El primer zombie de la historia del cine
Mucho antes de que George A. Romero con La noche de los muertos vivientes (1968) popularizase el zombi tal y como lo conocemos hoy (sobre todo, también por la serie The Walking Dead), surgió en la década de los 30 el primer muerto viviente del cine. Las experiencias que narró un tal Seabrook en un libro, en el que contó cómo conoció a un hechicero que podía revivir a los muertos y hacerlos sus esclavos, se adaptaron a teatro en Brodway y en 1932 en el filme de culto White Zombie (La legión de los hombres sin alma), con Bela Lugosi. Esta peli que da nombre al grupo de Rob Zombie se considera la primera película de la historia del cine en la que aparece un zombie. 


Cómo acaba Yo anduve con un zombi (con spoilers)
Betsy es un alma cándida e intenta ayudar a la señora a recuperarse, pues se ha enamorado de Paul. Se la lleva donde están los esclavos de la plantación, bailando y haciendo sus cosas, con la intención de que algún ritual acabe con ese letargo que sufre en vida. Lo que no sabe Betsy es que la madre del dueño de la plantación está allí escondida (muy a lo El mago de Oz, tras la cortina, pues da consejos a los esclavos) y le advierte de que la mujer no tiene cura, que lo deje ya. 


Luego, la señora vuelve a incidir en que ella tuvo la culpa pues le pidió al curandero de la tribu que le hiciera un ritual convirtiéndola en zombie. Al final, es con un muñeco vudú como logran atraer de nuevo a la señora con su elegante camisón, y también al hermanastro poseído para que él le clave una de las flechas que luce una estatua de San Sebastián del jardín (esta escultura fuente en realidad es el mascarón del barco con el que la familia trajo a los esclavos). El hermanastro la mata, la coge en brazos y se mete en el mar con ella, mientras les sigue el negro Carrefour con los brazos elevados como si estuviera manipulándole. Luego los encuentran los perscadores, que llevan a volandas a Wesley y Carre-Four lleva a Jessica. Paul y Betsy se abrazan. La última imagen es para la fuente de San Sebastián. 

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