Por tontunas como ésta al final acabé enganchada a Great News, la serie creada por Tracey Wigfield (Beth en la serie) y producida por Tina Fey, de la que al principio renegué (ni hice crítica en el blog). Sólo la incluí entre las series de 2017 de las que no había pasado de su primer episodio.
Recuerdo que cuando se estrenó en 2017, pensé que no le llegaba a la suela de los zapatos a Rockefeller Plaza. Y ahí estuvo mi error: exigirle un nivel que no alcanza la mayoría de las comedias. La aparqué, pero cuando Netflix la añadió a su catálogo le di otra oportunidad. Y me la vi prácticamente del tirón. Encariñarme con los rocambolescos personajes, entrar en la vorágine de este programa de noticias surrealista y reírme con las peripecias que les ocurrían a todos, de pronto, fue de lo más normal para mí. Solo son dos temporadas, con episodios muy cortos, y con Tina Fey en un papel estelar en la segunda entrega.
El hecho de que la madre de la protagonista entre en su trabajo como becaria da pie a multitud de situaciones madre-hija acentuadas por el roce diario. Todos son personajes inseguros, aunque parezcan lo contrario, con sus vulnerabilidades, lo que los hace a todos entrañables. Luego se da un juego de poder bastante patético entre los dos presentadores de las noticias, uno anclado en el pasado, la otra, demasiado moderna. El único que parece más sensato –el clown del circo– es el director del programa, e incluso él mismo, a veces, se deja arrastrar por la tontería de sus empleados. Hay episodios mejores y peores, pero me quedo con aquellos en los que Katie intenta desesperadamente ser aceptada, ya sea por su jefe, por su madre o por ella misma.
El poster de Great News homenaje a George Washington cruzando el río Delaware.
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