Una segunda oportunidad es tan retorcida que me deja perpleja, no porque innove y plantee un drama inusitado, no. Me deja flipando porque el papelón que le toca a Nikolaj Coster-Waldau (Juego de tronos) no hay quien se lo tome en serio. Susanne Bier plantea un drama desde algo real y doloroso (perder a un bebé) y lo desarrolla de la peor forma posible. De entre todas las opciones, la que elige el protagonista, un policía, no sólo es de dudoso gusto, es que siendo un tipo con dos dedos de frente, pareciera tonto del bote (cuando ése no es el propósito).
A partir de aquí con spoilers: el policía roba otro bebé, hasta ahí bien, pero, ¿para qué intercambiarlo por el tuyo muerto? ¿para qué dejar pruebas de ADN que te involucren? ¿para qué arriesgarte aún más? No tiene ningún sentido (fin spoilers).
No hay comentarios:
Publicar un comentario