5.5.14

Piloto Black Box (BBC), una neurologa loca en la era de Acuario

La doctora Black en llamas, amiga de los que alucinan.
Me he sentido superada por el piloto de Black Box, serie de la BBC con la pelirroja Kelly Reilly de protagonista. Como si fuera el doctor House de la neurocirugía, la doctora Black, sin embargo, está loca. No es nada nuevo, en Perception ocurría un tanto de lo mismo: al neurólogo Eric McCormack también se le iba la pinza. La diferencia con Black Box es que la protagonista quiere estar loca, desobedece a su doctora (la gran Vanessa Redgrave) porque así es como se siente ella misma. Se deja de medicar y se tira a todo el que pilla con una pasión animal o se sube al balcón creyendo que vuela desinhibida como el Nota en El gran Lebowski o, y esto es lo más wtf y que da verguencita, baila desaforada a ritmo de una banda sonora donde el jazz se mimetiza con su grado de locura (esto también se utiliza en Homeland). Black Box hace un juego de palabras con el cerebro, esa caja negra desconocida, y el propio apellido de esta doctora que necesita urgentemente que la aten. Tiene un novio negro que es un santo, todo lo que le hace pasar y ahí continúa, en el fondo le da morbo (eso dice). Su sobrina es en realidad su hija, el padre de la criatura la abandonó y realmente quien la cuida es su hermana. Dramón de telefilme absoluto. Bipolar hasta las trancas, presume de ser inteligente, una autoridad en la materia, y al mismo tiempo, sin las medicinas, sería una de sus propias pacientes. Si algo muestra la serie es la facilidad con la que uno, tú mismo, puede perder la cabeza. Y esto no quiero verlo. Me da en el coco sufrir las paranoias de sus pacientes y cómo ella intenta ser quien no es. Del subidón que experimenta poniéndose en peligro hay sólo un paso hacia la depresión maniaca. La enfermedad mental es parte de uno, y así es como hay que tomárselo, entendiendo que no es curable.
En Oz trataba con delincuentes, aquí con la loca de la pradera.
Ella dice que hace mejor las cosas cuando está colocada (colocada sin tener que empastillarse, lo cual es una paradoja loca donde las haya). Bebe de una pequeña botella, se compara con genios como Van Gogh, Hemingway o Sylvia Plath.  Todos muertos como consecuencia de su locura, de no ser tratada. La serie calibra qué debemos hacer ante una persona que no actúa normal. Y responde que dependerá del caso. Escuchar voces puede ser la consecuencia de un tumor cerebral, curable. Pero si una mujer está sola en este mundo y su cerebro decide que le acompaña un gnomo allí donde va y eso la hace feliz, ¿por qué no pensar que el propio cerebro la está ayudando a no deprimirse inventando esa fantasía? "¿Quieres ser excepcional y morir?", le dice su psiquiatra. Ella aún no sabe lo que quiere, es un torbellino de vitalidad, demasiada para mí. Black Box está producida por Bryan Singer y me ha hecho ilusión encontrarme a Terry Kinney como su jefe, el director de la cárcel de Oz, Tim McManus. "Puedo oir música porque soy especial para Dios", llega a decir mientras delira. Si hubiera estado ambientada en los 70 la hubieran llamado la era de Acuario. No compro.

Actualizo: cancelada tras su primera temporada.

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