4.10.11

Crítica. One Day, Anne Hathaway en el día de la marmota como Betty la fea


Me confieso fan número uno de Anne Hathaway. Sería la perfecta Betty la fea en un hipotético remake cinematográfico de la serie de televisión. Nos hemos habituado a verla como esa chica del montón (tirando a friki) que con paciencia y mimo se transforma en Catwoman. En su debut, Princesa por sorpresa, pasó de ser una colegiala torpe a una rica y guapa heredera sólo en un mes. En El diablo viste de Prada le ocupó un año aprender a combinar las últimas tendencias. Y, ahora, en One Day (que no te engañe el título) la Hathaway necesita ¡dos décadas! para demostrarnos, una vez más, que la chica es un diamante en bruto. También a su compañero de fatigas todos esos años (Jim Sturges), un colega de esos con los que te acuestas en la misma cama, abrazados, pero sin derecho a roce. Tu mejor amigo, un poco tu álter ego, tu confidente, aquél del que estás perdidamente enamorada, pero que no te corresponde. One Day no es sólo una comedia romántica (con esos cambios de looks, de trabajos, de parejas…), algo previsible y con momentos de cierta hilaridad. Como la vida misma, 20 años dan para mucho y junto a las risotadas adolescentes, los sueños y las aspiraciones, los momentos dramáticos y dolorosos también están presentes. Combinar ambos géneros, durante tanto tiempo, no resulta fácil. Fiel a la novela (el guión es una adaptación del propio escritor, David Nicholls), la directora Lone Scherfig (An Education) va encajando este puzzle de vivencias –con grandes interpretaciones, sí–, que pueden resultar algo monótonas e insustanciales. Mucho se le ha criticado el acento británico a Anne Hathaway. Me gusta menos el abuso del feísmo para hacer reír.

One Day se estrena el 14 de octubre.

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