Lo voy a decir pronto y mal. Terror en el espacio (también conocida como El planeta de los vampiros) es una película de ciencia ficción de los años 60 bastante durita de ver. Tiene su encanto de serie B (que es lo que es) pero no hay por donde cogerla más allá de que nos guste completar el género y verlo todo. El Terror en el espacio (1965), Mario Bava nos cuenta cómo una nave se estrella en un planeta y sus ocupantes comienzan a comportarse de forma extraña influenciados por algo misterioso.
Lo que más llama la atención son los uniformes de los astronautas. Unos trajes de motero negros de plasticorro, con pinceladas en color amarillo y grandes cuellos subidos para orgullo del camarreo. Llevan un casco a juego y debajo de este como otro gorro también de plástico.
Cuando la nave se tambalea por la atracción del extraño planeta, los actores se mueven de una forma hilarante. Cero presupuesto en efectos digitales. La trama, basada en la historia de Renato Pestriniero, One Night of 21 Hours, se desarrolla a partir de entonces en un planeta que no deja de ser un set de rodaje bastante cutre.
Pero Terror en el espacio se hace interesante si pensamos que pudo influenciar en Alien, el octavo pasajero (1979), de Ridley Scott. Se considera parte de la trilogía que hay que ver para entender el origen de Alien, junto con El terror del más allá (IT, 1958) y Estrella oscura (Dark Star, 1974). Aunque Ridley Scott afirmaría que nunca había visto Terror en el espacio lo cierto es que el guionista Dan O'Bannon explicaría que, en efecto, Scott la conocía, que había visto fragmentos y que le pareció evocadora. A Ridley Scott parecía atraerle esa "mezcla que se da en estas películas italianas de un diseño de producción espectacularmente bueno pero con una mentalidad de bajo presupuesto agresivo". Curiosamente, ambas películas (Terror en el espacio y Alien) cuentan con los efectos especiales creados por Carlo Rambaldi.
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