30.5.20

Opinión. Run (HBO), este tren no lleva a ninguna parte

Opinión sin spoilers de la primera temporada de Run, de HBO, protagonizada por Domhnall Gleeson y Merritt Wever. Buenos actores en mala manos.




Recuerdo en mi adolescencia alguna película en la que parte de la trama tenía que ver con dos amigos que pactaban el acuerdo de intentarlo como pareja si en el futuro no encontraban a su media naranja. Algo así como "si dentro de 10 años estás solo llámame". El caso más popular (y real) es el de George Clooney y Renée Zellweger. En ficción Cuando Harry encontró a Sally es el ejemplo perfecto. Creo que es una de las películas que más veces he visto porque jugaba con diferentes momentos de las vidas de un hombre y una mujer que pasaban de no atraerse a hacerse una promesa de amistad a acabar enamorándose. Que el paso del tiempo (podemos cambiar físicamente, mentalmente…) pudiera afectar aquella inquebrantable promesa estaba fuera de lugar, rompía la magia. La moraleja de la historia era pues deliciosa: no te preocupes, nunca acabarás solo, siempre podrás contar con alguien.

En el caso de Run, la serie de HBO va al grano. Billy (Domhnall Gleeson, Ex Machina) y Ruby (Merritt Wever, Creedme) fueron pareja en el pasado, rompieron y decidieron entonces que siempre que se sintieran agobiados podían socorrerse el uno al otro. La idea: enviarse un mensaje enigmático con la palabra "run" (corre). Si el otro contestaba quedarían en el lugar acordado para fugarse juntos. Cuando se reencuentran después de 15 años ambos han cambiado, pero eso no parece importarles, como si aún existieran rescoldos de aquel amor de juventud. Pienso que sin móviles hubiera sido muy complicado plantear esta premisa y que resulta un tanto agobiante que la trama transcurra en el tren en el que viajan del que no pueden escapar (pero mucho mejor que el de Snowpiercer).

¿Puede dar de sí una historia así a lo largo de ocho episodios? Algo tendría que esconder la trama más allá de que cada cual tenga su vida en paralelo (un negocio, hijos, parejas) para seguir animándome a verlos corretear por los pasillos y camarotes del tren. La serie no aprovecha que no sepamos nada de estos dos para irlos conociendo. No deja fantasear al espectador imaginando cómo fueron en el pasado, qué tenían en común, porqué se enamoraron pero rompieron. El guion no analiza a los personajes en su unión sino por separado, mostrando sus miserias actuales, las que les lleva a pedir ayudar el uno al otro. Ellos no corren para avanzar, sino que siguen mirando atrás.

Lo que ocurre a mitad de la temporada sorprende (aparece el personaje de Archie Panjabi), pero lo que podría haber sido un giro genial se convierte en su mayor obstáculo. Run deja de ser una dramedia romántica para convertirse en un Jó qué noche, en el que todo salta por los aires. Se introducen nuevos escenarios y personajes (entre ellos, la omnipresente Phoebe Waller-Bridge que demuestra no ser infalible a pesar de que la tengamos en un altar gracias a Fleabag), y un suspense que no viene muy a cuento y que no encaja en mis expectativas. Si lo mejor hasta ese momento era ver a dos muy buenos actores defender a sus imperfectos personajes (lo más atractivo de la serie son sus interpretaciones), ahora entran secundarios surrealistas que convierten la serie en una comedieta con ecos de Fargo.

sobre el final (puede contener spoilers)
El final inconcluso anticipa que habrá una segunda entrega, pero visto lo visto que conmigo no cuenten. ¿Que Vicky Jones la showrunner quería contar cómo la mujer casada y con hijos puede estar insatisfecha con su vida y querer sexo del bueno? Me parece fenomenal, pero hay mil maneras de hacerlo sin tener que mostrar a un marido calzonazos que traga con lo que sea o a un ex novio que siempre estuvo enamorado y que también tragará con lo que sea con tal de recuperar al amor de su vida. 

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