15.5.20

25 años de la muerte de Lola Flores, los momentos más delirantes de una mujer irrepetible

Ni Hacienda pudo con ella. Habló sin tapujos de sexo y de drogas. Fue marca España, defensora del colectivo gay, pionera del rap e inventora del crowdfunding. Una mujer hecha a sí misma.


Siempre ‘echá’ para adelante. Genio y figura, Lola Flores (1923-1995) sigue siendo única, un legado vivo en el 25 aniversario de su muerte. “Cómo me las maravillaría yo” que la ‘Lola de España’ fue capaz de reinventarse, con mucho arte y una energía inagotable que transmitía con sus ojos de pantera. ‘La Faraona’ –apodo que a ella nunca le gustó porque “suena a momia”– supo combinar su repertorio de rumbas, coplas y fandangos con entrevistas trufadas de chascarrillos e insólitas reflexiones que no hacían sino aumentar aún más su popularidad. Logró ser versátil sin caer en el ridículo.

Y nos regaló algunos momentazos televisivos.



Se acostó con un admirador por dinero
Un año antes de su muerte, Lola Flores protagonizó en 1994 ‘El coraje de vivir’, un documental biográfico de cuatro episodios que Antena 3 emitió los domingos de madrugada. A pesar del horario canalla y del abuso del monólogo mirando a cámara, el programa arrasó en audiencia. La clave estuvo en alguna de sus jugosas confesiones, narradas con total naturalidad. La jerezana desveló por ejemplo cómo fue su primera vez. Relató que perdió la virginidad en una pensión en Valladolid con un guitarrista que le acompañaba en la gira. Y todo porque su madre los había dejado solos, al volver a Madrid a cuidar de su hermana Carmen enferma. “Hice el amor por primera vez en mi vida con ‘El Niño’ Ricardo. Así de simple”, dice rotunda, para acto seguido confesar cómo aceptó dinero a cambio de sexo. Como no ganaba “lo que creía merecer” y debía ayudar económicamente a su familia, reconoció que al regresar a la capital se acostó con un admirador a cambio de nada menos que 50.000 pesetas. “No estaba dispuesta a dejarme querer si no era por alguna compensación de dinero. Eso lo tenía muy claro (…) Me citó en el hotel Nacional y allí acudí a pagar con mi cuerpo la deuda contraída”.

Si la quieres ver en su salsa, nada como las tomas falsas de este programa.



Tomaba drogas pero con “método”…
Ya lo decía Jesús Quintero, que no había nadie como ella. Tampoco había nadie como él para sacarle sus mejores perlas. Lo hizo en ‘El perro verde’, en 1988, donde Lola habló de una adicción que vivió en primera persona con su hijo Antonio Flores. “El drogadicto no se cura si él no quiere”. “El que vende la droga no la toma, solo se embolsa el dinero”. “He vivido esa experiencia desgraciadamente. Pero era una pantera negra, lo de Hacienda es nada. Yo iba para el manicomio. La inocentada de un niño que lo tenía todo y quiso saber lo malo”. A pesar de superar su adicción, el padre de Alba Flores, actriz de ‘La casa de papel’, moriría con 33 años 15 días después que su madre debido a una sobredosis.

Gracias a Quintero también pudimos conocer “el método” de la folclórica para no pasarse de la raya. “Un día puedes meterte una rayita o fumarte un porro y no pasa nada. Todo se puede hacer en la vida, pero con método. Luego tres días tranquilo, bebiendo agua mineral, comiendo puchero o una pringá. Lo demás es la destrucción”. Escuchar hablar así a una famosa patria resulta increíble. “He probado la cocaína, el porro por risas, aunque no me gusta. También el whisky y el vino tinto. Yo me emborracho de bulerías. Eso lo puede hacer todo el mundo. Pero hay que cuidarse”.




… y supo escapar de una relación tóxica
Un año después, en el programa ‘Tres más una’ (Canal Sur) en una entrevista con Andrés Aberasturi, el director José Luis Garci y el dibujante Forges, Lola Flores fue un paso más allá al revelar detalles de su relación con las drogas en los años 40 cuando mantuvo una complicada (y mediática) historia de amor con el cantante Manolo Caracol, casado y padre de familia. Les separaban 20 años. 


Un idilio que comenzó, como ella contó en el programa ‘Cantares’ (TVE) en 1978 cuando le contrató por 550 pesetas para su espectáculo. Fueron una fuente de inspiración el uno para el otro y supieron conectar. De cara al público el hombre casado enamorado de una joven daba mucho morbo.

De haber seguido juntos, comentó, “hubiese terminado como él, muy mal. Pero tuve sentido común. Con 16 años me tomaba vasos de coñac, no dormía… Era un hombre muy difícil de llevar. Acabó mal porque fue un hombre muy vicioso en todo”. Y la cantante se toca la nariz afirmando “en aquella época ya había droga. Yo he visto platos en Barcelona llenos de coca pura, no como ahora que la meten con metanfetamina, así en una reunión, yo una niña. Siempre ha habido de todo, pero se ha hecho con más pudor y vergüenza, no con tanta desfachatez como ahora”. Después de ocho años, la cantante dejaría a Caracol y se iría de gira por América.



Le gustaba el hombre “muy, muy, muy macho”
No había entrevista en la que no le preguntaran a Lola Flores por los hombres de su vida y ella entraba al trapo regalando maravillosa reflexiones. “Para los hombres he sido muy especial. Me gusta la belleza mucho, los ojos importantes, la limpieza, la verdad, que no sea falso”, le contó en 1993 a Raffaella Carrá en su programa ‘Hola Raffaella’ (TVE), remarcando al final: “Y que sea muy macho, muy macho, muy macho…”, mientras la italiana le preguntaba por un posible marido para su hija Rosario dándole a elegir entre Los Morancos o Miguel Bosé que se partían de la risa. Si sigues viendo el vídeo verás que se unen al grupo nada menos que Marianico el Corto y Loles León. Era lo que tenían estos programas batiburrillo donde cualquier cosa era posible.

A finales de los 50, en sus años de bonanza financiera, la Faraona mantuvo un idilio con el galán del momento, Ricardo Montalbán. Ante el escándalo, ella afirmó: "Virgen sólo ha habido una, y ésa es la virgen María". Además, como cuenta ‘Los Flores’, de Carmen Domingo, a Gary Cooper le plantó en la puerta de su suite y del magnate Aristóteles Onassis rechazó un fajo de billetes: “No necesito el dinero de ningún hombre por muy Onassis que sea”, le espetó. Hasta que conoció al creador de la rumba catalana, Antonio González, ‘El Pescaílla’, con el que contrajo matrimonio en 1957, embarazada de Lolita. “Cuando me casé con él, cogía el cielo con las manos”, dijo Lola Flores.



‘Españoleó’ por el mundo y fue marca España
Si de algo puede presumir Lola Flores es de haber estado en el candelero siempre. Triunfó en la época de Franco (“No soy de Franco, soy de España”, reclamaba cuando murió el caudillo), fue luego aplaudida durante la Transición y muy querida entre los intelectuales de izquierdas. Antes de Rosa de España ya estuvo ella. En 1992, en el programa ‘De tú a tú’ (Antena 3), presentado por Nieves Herrero –que creía que la artista conectaba muy bien con la gente porque “estaba por encima de su lenguaje y transmitía a través de su fuerza interior”–, la cantante decía con modestia: “Lola de España me lo ha puesto el público. No es que yo me sienta la más grande. Quiere decir Lola de ellos, Lola nuestra. Por eso me dicen Lola de España no porque yo sea el que inventó la penicilina”.

Famoso es aquel titular del New York Times ( “No canta ni baila pero no pueden perdérsela”) tras su actuación en 1979 en el Madison Square Garden. Según recordaba la bailaora Angelita Gómez fue emocionante que se retrasase su actuación porque todo el mundo la esperaba en pie sin dejarla cantar, hasta que se arrancó con ‘La zarzamora’. Sin pretenderlo Lola fue marca España. Siempre hablaba con orgullo de los dos años que pasó de gira por Latinoamérica en los años 50 dando a conocer su arte y su patria. Fue la época en la que ganó dinero a espuertas. Consiguió el contrato más elevado: seis millones de pesetas (ganaba 17.000 pesetas al día; unos 4.500 euros a día de hoy) por rodar seis películas en dos años.



Por eso, cuando el fisco llamó a su puerta, una de sus penas más grandes fue no sentirse respetada por el gobierno de entonces. Así se lo dijo a Jesús Quintero: “He estado 40 años de artista, ‘españoleando’, no por Franco ni por nadie después, sino porque quiero a mi patria. En otra época me tenían respeto como artista. Hoy me lo sigue teniendo el pueblo pero para estos señores no represento nada, cuando me tenían que dar una subvención por la alegría, por lo pura que he sido. Yo que podía tener dinero en Suiza, que ganaba tres millones de pesetas y me los traía para España, con una alegría tremenda. Qué tonta he sido. Me arrepiento. La gente te hace ser mala”.



Inventó el crowdfunding
‘Ay, pena, penita, pena’, como diría la canción. Han quedado para la memoria los lamentos de la Faraona cuando se vio acorralada por Hacienda en 1987. Llegaron a pedirle 300 millones de pesetas y seis años de cárcel. La cantante, que no había presentado la declaración de la renta de 1982 a 1985, se agarró a un clavo ardiendo inventando el crowdfunding sin darse cuenta. “Si una peseta me diera cada español quizá saldría de la deuda”, pidió. Para después prometer una ronda de copas con todos aquellos que le ayudaran y así poder “llorar de alegría”.


Tico Medina reveló que sufrió acoso telefónico (“Hijaputa a ver cuando pagas”) y su hija Lolita que hubo gente que se lo tomó tal mal que le tiraban las pesetas desde los coches. “Yo no sabía que no hacer la declaración estaba tan castigado” o “Ya no soy Lola de España, soy Lola de Hacienda” fueron algunas de sus perlas del momento.

Logró pagar la fianza de 145 millones de pesetas “malvendiendo propiedades”. Cuando por fin se libró de la cárcel, el ídolo caído se reveló en las revistas. “Esos políticos serán sustituidos, yo no, yo me moriré siendo Lola Flores”. Ella que en la película ‘Morena Clara’ salía sentada en el banquillo por robar unos jamones, no entendía por qué iban contra ella. “No he sido egoísta ni ambiciosa. Soy como los gitanos, que piden salud y libertad. Podía haber invertido en edificios, pero luego no habría podido dormir por las noches. He sido mujer y hombre en mi casa”, le dijo a Quintero. También que la religión le sirvió para sobrellevar el mal trago. “He sido un chivo expiatorio. ¿Yo merezco ir a la cárcel? Tan buena persona, tan noble como soy. No quiero dinero de revistas, quiero mis principios. Espero que para todos los demás hagan lo mismo. Tengo un gran pacto con Dios y todo me lo concede, salud, el bien de mis hijos… No le deseo la muerte a nadie porque creo en Dios”.



Fue pionera del rap y fan de Michael Jackson
Si algo dejó claro Lola Flores es que rompió con la norma y fue siempre lo que ella quiso ser. Adelantada a su tiempo, se sentía tan libre que hasta se atrevió con el rap flamenco, tras los pasos del ‘JR’ de Pepe da Rosa pero acelerando el flow. Vestida de rojo fuego la abuela del rap se desmelenó en el programa ‘Per cap d'any TV3 no fa res’ (1990) donde rapeó su impronunciable ‘Ay, Alvariño’, con frases tan potentes como “ponme la mano aquí que la diño” o “toma coca, bebe anís y es el rey de los mafiosos que es lo que me gusta a mí”.


Ya había despuntado tímidamente en 1973 con el potente ‘Cómo me las maravillaría yo’, pero con el dichoso Alvariño se reinventaba una vez más. El tema fue compuesto por Luis Miguélez, vinculado en los 80 al entorno de Pedro Almodóvar y Alaska.

Así lo recordaba el propio Luis Miguelez en su Facebook en 2013.


En el programa ‘Imprescindibles’ (TVE) su nieta Alba Flores dice que su abuela tenía el poder de “transgredir”, que fue una adelantada a su tiempo. “Moderna y valiente, peleó por ser artista, por ser mujer, por ser libre”, recordaba también Joan Manuel Serrat (Lola nunca supo decir bien su nombre). 


En efecto, en 1989, en ‘La luna’ (TVE) Lola Flores le adelantaba a Julia Otero que si sacaba un disco de rock “sería un tipo Tina Turner y lo haría muy bien”. Muy rockera de espíritu, demostró que nada tenía que ver con el resto de bailaoras. La Faraona pasó de su ídolo Pastora Imperio a otros más acordes con los tiempos, como Michael Jackson. “No lo puedo aguantar, no lo resisto, ese es de chapó, es un artista porque el arte no tiene fronteras”, le resumió a la periodista. 

Según reveló Rosario en ‘El Hormiguero’ (Antena 3), su madre decía que “Michael Jackson era un gitano bailando”. Lola se sentía gitana y se identificaba con orgullo aunque no lo era (como decía ella: “Un cuarterón de calé solamente”).



Presumía de piernas porque podía
Lola Flores no necesitaba que la halagasen, ya lo hacía ella. Y no tenía ningún miedo al ridículo. En un sketch de 1995 en ‘Ay Lola, Lolita, Lola’ (TVE) su hija Lolita la pone a prueba en el gimnasio. A sus 72 años vemos a la folclórica en mallas sin quitarse los zarzillos de oro dándole a la bicicleta estática y haciendo abdominales a regañadientes. “Tráeme un bocadillo Lolita o un cigarrito”, dice con arte. Además de bailar, Lola recargaba pilas según decía haciendo bicicleta y gimnasia en casa. “Tengo las piernas de una chica de 18 años, aunque no solo eso… No me cambio por muchas de 20… y lo que sé yo”, le soltó a Quintero con picardía en los 80.



Fue de las primeras folclóricas en salir al escenario sin sujetador y con vistosos vestidos con flecos, haciendo de la provocación un arte. Con la canción ‘Estoy como nunca’ en ‘Esta noche, fiesta’ (1975) demostró su magnetismo y que la edad era solo un número. La gente del público no puede evitar mirarla sin dejar de sonreír. 


Una de sus canciones más emblemáticas, ‘Torbellino de colores’ está inspirada en lo que escribió el poeta franquista José María Pemán: “Pemán ha dicho de mí, torbellino de colores, no hay en el mundo una flor que el viento mueva mejor que se mueve Lola Flores”. Solo una mujer tan fabulosa como la Faraona podía autopiropearse y dedicarse una canción a sí misma. Hubiera encajado en tiempos de postureo.

Defendió al colectivo gay
De todo hizo la Lola de España. Fue la madre de Teresa Rabal en la terrorífica ‘El asesino no está solo’ (1975), protagonizó su propio cómic y creó ‘Mi Mundial 82’, canción homenaje con su propia alineación de “futbolistas”: ella misma, Sara Montiel, Lina Morgan, Carmen Sevilla, Florinda Chico o su hija Lolita. Decía lo que le pasaba por la cabeza, para ella no existían los tabúes ni las mojigaterías. Suya es la frase “quién no se ha dado alguna vez un pipazo con una amiga”, pronunciada en ‘El coraje de vivir’, dejando en el aire que mantuviera alguna relación lésbica. En ‘Sabor a Lolas’ (1992) le dijo a su hija Lolita: “Ya es hora de que dejen a la gente vivir. De tener amigas, de tener amigos, de salir con un señor o no salir”. En 1995, en Lola, Lolita, Lola presentó a un grupo de transexuales: “Estas mujeres que voy a presentar han sufrido muchísimo y yo soy una admiradora y las trato con mucho respeto. Porque tienen todo el respeto de todo el que sabe estar en esta vida, que cuesta todo mucho cuando se nace con una cosa en la cabeza”.



Cuando el macabro Lauren Postigo le preguntó por un hipotético funeral, la Faraona se acordó del colectivo LGTB a su manera. “Me gustaría que me embalsamaran, que me dejaran mi carita, como estoy, pero no con los brazos cruzados, sino con las manos más graciosas… y que me pusieran en el teatro de mis éxitos, el Calderón, en el vestíbulo, para que me vieran los mariquitas que me quieren mucho”.



Sabía reírse hasta de sí misma
Lola Flores murió en la madrugada del 16 de mayo de 1995 en su casa El Lerele de La Moraleja (Madrid) tras luchar contra un cáncer. Más de 150.000 personas acudieron a la capilla ardiente que se abrió en el actual Teatro Fernán Gómez en Colón. En 1984, en ‘La clave’, su presentador José Luis Balbín le había preguntado si quería que la enterraran con su bata de cola, su sello personal. “A lo mejor pido que en la caja me la metan…”, dijo haciendo un silencio dramático. “…la bata de cola”. Lo que consiguió la risa nerviosa de los invitados.

“No ha salido nadie que baile y cante como yo, quedaré en la memoria de la gente”, clamaba la Faraona. “Tengo más fuerza que Chernobyl”, le dijo a Quintero. “Me gustaría morir en el escenario, pero estoy preparada para retirarme cuando llegue el momento. Nací artista, me gustaría dirigir, tener un teatro. Pero no soy Lina Morgan. Mi arte, mi duende, quedará en la historia. Haber llegado a ser un mito, también fuera de España”.

Otras frases para recordar su arte…

“Si me queréis irse”
El 23 agosto 1983 Lola Flores estalló cuando vio a los 5.000 curiosos que invadieron la iglesia donde se casaba su hija Lolita con Guillermo Furiase. “Mi hija no se puede casar. Así que si me queréis a mí, marcharse. ¡Si me queréis algo, irse!”, gritó a la multitud. Fue la propia Lolita la que había invitado a toda España a su boda en el programa de José María Íñigo, ‘Estudio abierto’. En la serie ‘Cuéntame cómo pasó’ se recreó el accidentado enlace con Toni, el hijo mayor de los Alcántara, como testigo.


“Te lo dice la Lola”
En los años 70 Lola Flores abrió el tablao Caripén al que iban todo tipo de celebrities en Madrid y anunciaba Titanlux: “Te lo dice la Lola”, ella, influencer publicitaria, que luego pasaría de la brocha gorda al pincel con sus cuadros naíf.


“Machacando” a la Pantoja
En 1988 en ‘Tariro, tariro’, de La Trinca (TVE) enumeraba a otras folclóricas con las que se llevaba bien (Rocío Jurado, María Jiménez, Massiel, Mari Trini). Al preguntarle por Isabel Pantoja, la cantante responde: “Bueno, también”, mientras aplasta con fuerza los ingredientes del gazpacho que preparaba. Paquirri comenzó a salir con la Pantoja después de estar con Lolita. “Ojalá que llores por todos los hombres que ames”, llegó a decir una racial Lola Flores.


“Mi trabajito me costó”
No sin mi pendiente. Interrumpió una actuación en directo en 1977 en el programa ‘Esta noche, fiesta’ (TVE), de José María Íñigo, al perder un pendiente de oro tras dar varias vueltas sobre sí misma en plan torbellino. “Ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó”, dijo mientras seguía rebuscando por el suelo y retomaba la canción de nuevo.


“Venga esa copa pa’ arriba”
El wasap más compartido en Navidades es obra de la Faraona. “Venga esa copa, pa’ arriba” animaba a los españoles celebrando la entrada a un año “que no se puede aguantar”. 

En 1984 se confundió felicitando el año “mil ciento ochenta y cuatro”. 

Y llegó a cantar el villancico ‘El pollo en la cazuela’ con un pollo de goma en la mano.

Grande Lola.

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