18.5.20

Breeders (Bendita paciencia), padres superados (habrá segunda temporada)

(opinión sobre la primera temporada de Breeders (Bendita paciencia) sin spoilers)

HBO confirma hoy la segunda temporada de Breeders (Bendita paciencia)


Supongo que el que tenga hijos verá esta serie con otros ojos. Los padres de Breeders (Bendita paciencia) están superados por todo en la vida. No sabes si tenerles lástima o tirarles de las orejas para que aprendan. No recuerdo que mis padres fueran así de torpes, tampoco me recuerdo a mí y a mi hermano tan voceras y maleducados como los hijos de este matrimonio. Comienzo a ver Breeders (Bendita paciencia) porque los protagonistas son Martin Freeman y Daisy Haggard. Con esta última me reía mucho cada vez que hacía sus pequeñas intervenciones en Episodes poniendo morritos. Aquí se contiene, pero de vez en cuando se le va el gesto y vuelvo a sonreír. De Martin Freeman me echa para atrás que le vi en una película llamada Cargo donde ya era un padre metepatas y no me lo quito de la cabeza (era muy mala).


Me cuesta pillarle la gracia, pero me obligo un poco por estos dos pedazo de actores. Y me veo la primera temporada sin darme cuenta de que cada vez me va interesando más. No es que los entienda (en eso no cambia mi percepción de estos dos estúpidos), sino que entiendo que, en realidad, son un desastre en sus vidas en general, más allá de sus hijos. Te caen mal porque sus hijos no son prioritarios y piensas, pues no haberlos tenido. Pero luego resulta que todo va teniendo sus razones. Que tal vez Paul no puede contener su ira porque nunca le enseñaron a hacerlo, porque su padre es un señor frío que nunca le ha abrazado ni le ha transmitido amor de padre. Mientras los padres de Paul viven y le echan un cable cuando quieren, los de Ally están separados y no pueden ser más diferentes. Tras Better Call Saul, Michael McKean (al que también hemos visto en Grace and Frankie como novio de Frankie) resulta ser el típico padre molón, que pasa de todo y no tiene donde caerse muerto. Paul tal vez sea un tío inseguro también en su trabajo porque Ally gana más que él, porque teme que Ally pueda abandonarle, ya que ni siquiera están casados. Y todo esto es lo que me interesa de Breeders, más allá de los niños que son un poco insufribles porque se quejan, gritan y se pelean y sus padres no saben qué hacer con ellos. ¿Es amor verdadero lo que une a esta pareja o son sus hijos? ¿Qué prioridades tienen en la vida estos dos: su relación, sus trabajos, sus hijos, qué? ¿Qué tendría que pasar para que todo encajara realmente en este puzle al que parecen faltarle piezas? Breeders (Bendita paciencia) se puede ver en HBO y consta de 10 episodios. Por cierto, la niña Jayda Eyles, curiosamente, ya coincidió con Martin Freeman en Una confesión, una miniserie con Freeman como detective tras un asesino que se me hizo larguísima y me aburrió un poco.

Ya lo dice Ally, Breeders es como vivir dentro de una película de Ken Loach.


(con spoilers del final de la primera temporada de Breeders (Bendita paciencia)



Los dos últimos episodios son un mazazo. Tras la muerte del padre de Ally en el quinto episodio cuando es atropellado por un coche en un trágico accidente, pensé que la serie no iría a más en cuanto a chute dramático. Ally lo pasaba muy mal y aceptaba tal vez el curro en Berlín para, además de ganar dinero, huir un poco de su rutinaria vida. Paul acepta quedarse al cuidado de los niños porque no le queda otra, no quiere perder a Ally y sabe que necesitan ese dinero que él no es capaz de ganar. Mientras Ally está incómoda en Berlín porque no le hace mucha gracia estar separada de su familia, y reclama que su estancia sea lo más corta posible, Paul intenta buscarse la vida para que Ally regrese y él sentirse necesario. El chaval comienza a encontrarse mal, Paul no le hace mucho caso y acaba poniéndose peor por una encefalitis. A Paul se le cae el mundo encima y lucha por su hijo. Ally regresa de urgencia. No sabes si el chaval va a salir de esta porque le inducen un coma. El último episodio revela que el niño se pone bien, y sirve de revulsivo para que estos dos se casen. Pero Ally regresa a Berlín tras la boda (ni luna de miel tienen) y Paul a gritar como un poseso a su hijo. Mucho tendrán que cambiar estos días para que esta familia funcione, pero no mucho porque sino no tendríamos segunda temporada. Este final me toca mucho la fibra porque de pequeña tuve una meningitis que los médicos no supieron averiguar su origen, estuve en coma y salí de ello sin que tampoco supieran el por qué. Yo no lo recuerdo, pero mi madre me ha contado que lo pasaron muy mal, lógicamente. Ahí la serie sí sabe mostrar el miedo de unos padres a perder a su hijo. Y te das cuenta de que aunque a veces Paul y Ally no sepan manejar a sus hijos tan bien como quisieran siguen preocupándose por ellos con toda su buena intención. Pero no sé si solamente las intención sirve.

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