En la séptima entrega ya de Grace & Frankie, la actriz de 82 años se ha casado con un exitoso empresario más joven, pero la edad no perdona y en su nueva casa, sin la ayuda de su inseparable Frankie, Grace se ve incapaz de levantarse del sofá y, efectivamente, tampoco de la taza del váter. Aunque su marido le pide transparencia, ella se ve reflejada en el espejo del cuarto de baño de tal guisa que no sabe dónde meterse. No se puede levantar, pero prefiere quedarse ahí antes de que aquel hombre le vea con el culo al aire. Cuando se va a trabajar, Grace llama a Frankie para que vaya a socorrerla. Importante: llevar siempre el móvil encima, que nunca se sabe. Aplausos para Jane Fonda en su plan de rescate.
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