Lo confieso: You, de Lifetime, ha sido mi serie de 2018 más adictiva. Es una lástima que en España Netflix la vaya a estrenar tan tarde (el día 26) porque podría pasar desapercibida. Está basada en el bestseller de Caroline Kepnes, de los productores de Riverdale.
(opinión sin spoilers)
La serie arranca con el mismo primer plano aéreo que Billions, pero nada tiene que ver con Wall Street. Su protagonista es un sencillo dependiente de una librería de esas pequeñitas de Nueva York, al estilo de la de Meg Ryan en la película 'Tienes un email'. Un día, se abre la puerta de la tienda y voilá! entra la mujer de sus sueños.
Lo que podría parecer una empalagosa historia de amor al uso en la que el chico analógico (que gusta de leer y cuidar los libros en papel) encuentra a la chica digital (porque ella es muy de Instagram y de estar compartiéndolo todo con las amigas) se convierte en un análisis pormenorizado de lo que puede significar una relación de pareja en la que es fácil a) obsesionarse con el otro y b) proteger a ese otro sin que te lo pida. Dicho de otra forma, el tranquilo Joe Goldberg no es el chico bueno que aparenta (lo mejor de la serie, por su cinismo y su sutil humor), como tampoco es una santa la rubísima y luminosa Guinevere Beck (que vaya nombre como de cuento de princesas). Así arranca You, cuyo nombre también esconde una pequeña vuelta de tuerca. Porque, ¿quién es ese "tú"? ¿Es ella, es él?
Ella, Elizabeth Lail (la reconocerás de Érase una vez) tiene ese aura de chica atractiva que no sabe que lo es, con sus curvas y su magnífica sonrisa. A Penn Badgley le recuerdo de Gossip Girl, y, aunque sigue portando esa mirada de guapo pero tímido, aquí desarrolla un montón de estados de ánimo (feliz, enamorado, triste, celoso, resignado…), que es lo que más me interesa de You: cuando este chico enamorado se quita la piel de cordero y enseña las fauces. Pensad en Dexter: Joe no es forense, pero nos habla en voz en off, debate consigo mismo y toma decisiones drásticas que pueden llegar a ser violentas.
Lo mejor de You es que una vez que empiezas no puedes parar. Quieres saber quién es Joe, por qué no tiene amigos, dónde están sus padres, qué ocurrió con su jefe, qué le hace desconfiar por naturaleza, por qué se puede convertir en un tío peligroso. Tampoco entiendes qué hace Beck con esas "amigas" que nada tienen que ver con ella, pues son superficiales y adineradas. Beck quiere ser escritora, tiene problemas con su padre y no ha tenido suerte en el amor. Entre las amigas de Beck está Shay Mitchell (Pretty Little Liars) espectacular, que borda el personaje de Peach Salinger, una malvada al uso, enamorada de Beck.
En You se habla del amor en todos sus frentes, hay sexo, masturbación femenina y masculina, hay personajes multirraciales (el ayudante de Joe, un gordito negro, destaca especialmente porque le gusta Enrique Iglesias), una escritora trans (Hari Nef vista en Transparent y apabullante en la peli Nación salvaje), se habla de literatura, de amistad femenina, de sueños y traumas por resolver. Otra subtrama muy interesante es la relacionada con Paco, el joven vecino hispano de Joe, atemorizado por el novio de su madre, una mujer maltratada. Joe vive como suya esa violencia tan cercana, quieres que tome partido. Y, por supuesto, en You se hace una radiografía de cómo afectan las redes sociales a las relaciones personales, abriendo la puerta a la intimidad y, por lo tanto, a la vulnerabilidad.
En el reparto, además, Mark Blum (el dueño de la tienda, para nostálgicos de Buscando a Susan desesperadamente); Natalie Paul (la poli de la segunda temporada de The Sinner) y John Stamos (Padres forzosos), como terapeuta barbudo.
Tal vez, lo peor de You, más allá de su título, es que es muy, muy yanquie, con sus frases empalagosas en ocasiones, y cierto aura juvenil que la desmerece. Sin embargo, me compensa todo lo demás, pues no deja de ser un thriller en el que no falta el suspense y cuyo final te deja con ganas de más (de hecho hay segunda entrega confirmada y no me la pienso perder). Se estrena en Netflix el 26 de diciembre. No os la perdáis.
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