Las películas distribuidas por Netflix se han convertido en un género en sí mismo. Me refiero, especialmente, a las comedias. Si los de nuestra generación sufríamos en el cine muchas de las patochadas de gente como Eddie Murphy y Adam Sandler, ahora os llegan directamente a casa, pues ya no crean para los cines, directamente producen, escriben y dirigen pensando en el público de la plataforma. En lo negativo, suelen ser historias mediocres, en las que abunda el humor soez y se reciclan gags de siempre dándoles un toque juvenil. En lo positivo, más allá de ver a un buen número de estrellas que no le dicen no a la plataforma en streaming, es la libertad. Cosas que en el cine difícilmente verás, en Netflix es de lo más normal.
Fan de las películas malas de @NetflixES desde ya un género en sí mismo. Game Over, tío es una Jungla de cristal para milennials, con el ego de Adam DeVine a tope. Produce Seth Roger, qué-quieres 🙂 pic.twitter.com/2R3cmElfTT— Yonomeaburro 🦄 (@Yonomeaburro) 3 de abril de 2018
El humor con penes también ha llegado con Game Over, tío, comedia rocambolesca con tres chicos metidos en líos. Una escena se me ha quedado grabada, y he tardado unos meses en comentarla por aquí, pero allá voy. AdamDeVine, el protagonista, huye con sus colegas de unos criminales, acaban en la habitación de un hotel y no saben qué hacer. Su gran idea es simular que se ha suicidado por accidente al colgarse del cuello mientras se masturbaba. Ole sus cojones y nunca mejor dicho. La secuencia va directa al ránking de humor con penes como no podía ser de otra manera.
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