11.4.18

10 cosas increíbles de André the Giant

El entrañable gigante de La princesa prometida, imbatible luchador de wrestling e icono pop gracias a Obey protagoniza un documental de HBO Sports.


1.Mitológicas proporciones

Muchas leyendas urbanas se han creado alrededor de la figura de André the Giant (19 mayo 1946 – 27 enero 1993), algo que pretende descifrar un documental de HBO Sports que se estrena en EE UU. Pero lo que sí es cierto, es que el más famoso luchador de wrestling de la historia –y el mejor pagado entre los años 70 y 80– se haría popular por su gigantesco tamaño. En su adolescencia ya exhibía muestras de gigantismo, llegando a medir los dos metros con tan solo 17 años, producto de una acromegalia –el cuerpo provoca hormonas de crecimiento en exceso– que no le sería diagnosticada hasta los 20, algo que le animó a dejar la casa familiar e irse a Paris en busca de un empleo como luchador.


Siguió creciendo, hasta el punto de que sus padres no le reconocieron cuando le vieron por la tele en sus inicios con el alias de Le Géant Ferré. ‘La octava maravilla del mundo’ llegaría a pesar más de 235 kilos con su 2,23 metros de altura, haciendo del deporte un espectáculo de entretenimiento antes de que lo fuera. Gracias a él se creó el salón de la fama de la WWE (World Wrestling Entertainment).



2.Todo hecho a medida (excepto en Japón)

A su lado cualquiera era insignificante. Para entender las proporciones: se podía pasar un dólar de plata por el anillo de su dedo o nunca podría tocar el piano porque un dedo tocaría tres teclas a la vez. André conducía un Lincoln acondicionado a su tamaño, que conducía sentado en el asiento de atrás. En los autobuses de la lucha libre le retiraban los asientos alrededor del suyo para que cupiese. Por eso, aunque amaba Japón, odiaba los espacios reducidos, llegando a quitarle las puertas de los baños a las diminutas habitaciones de hotel para poder entrar en la cama. ¿Por qué este hombre de tamaño XXL se sacrificaría toda su vida luchando en un ring? Ésa es la premisa de origen del documental de HBO. André the Giant sólo pretendía ganarse la vida.


3.De niño su amigo fue Samuel Becket

El premio Nobel no esperaba a Godot, como en su obra literaria si no que recogía al pequeño André, para llevarle a la escuela, pues por su tamaño no entraba en el autobús escolar. Samuel Becket fue vecino de los padres del futuro André the Giant, unos agricultores llamados Boris y Mariann, de ascendencia búlgara y polaca, que hicieron migas con Beckett porque le ayudaron a construir su casa cerca de Grenoble, la rona rural francesa donde residían. Según el propio André el tema primordial de conversación era el cricket. Ya de famoso, André regresó a su raíces rurales, al comprarse un rancho en Carolina del Norte donde criaba ganado.


4.El titán invencible (aunque con miedo al aceite)

Durante 15 años, André no sufrió ni una sola derrota en el ring, superando a otras estrellas como su eterno rival, la superestrella Hulk Hogan. Su kriptonita sin embargo era el aceite de bebé, algo que le sacaba de quicio. Por eso, llegó a odiar a ‘Macho Man’ Randy Savage, que se huntaba loción como si no hubiera mañana. En 1987 logró contra Hogan su mayor récord de asistencia: 78.000 espectadores. “Era casi como si la habitación se moviera cuando caminaba entre la multitud”, recuerda Hulk Hogan en el documental. “¿Cómo reemplazas a alguien tan grande? Él trascendió la lucha libre. Era más fuerte y grande que cualquiera de nosotros”. Las declaraciones de Hogan son uno de los momentazos del documental para los fans de este deporte.


5. Swarzenegger: “Me sentí como una muñeca en sus brazos”

El futuro The Rock, Dwayne Johnson, le conocería de niño gracias a que su padre era muy fan del wrestling hasta tal punto que para The Rock era “el tío André”. A Arnold Swarzenegger le llevó en volandas hasta el coche tras invitarle a cenar. “Me levantó de la silla y me sostuvo como si fuera una muñeca”, dice Suasi en el documental.


6. 106 cervezas de una sentada

André the Giant celebraba los triunfos bebiendo. Gracias a su tamaño no se emborrachaba nunca (o eso era lo que se suponía). Lo mismo se gastaba 20.000 dólares en invitar a la gente de un bar tras una gran victoria como se bebía 106 cervezas sin darse un respiro. Cary Elwes, su compañero en La princesa prometida, sí recuerda aquel día en el que cayó fulminado tras una cogorza en el hall del hotel. Incapaces de llevarle hasta su habitación, le taparon con una cortina. Otros hablan de una situación parecida en el que le tuvieron que cubrir con la funda de un piano. El documental habla directamente de alcoholismo, pero por una razón: el dolor.




7. Dolores inhumanos

Lo cierto es que, aunque André era un tipo al que le gustaba sociabilizar, todos sus amigos llegan a la conclusión de que bebía para paliar los graves dolores que padecía. “Era legendaria su fama de bebedor, pero bebía porque le dolía”, remarca Cary Elwes en el documental. El ring y su propia enfermedad le llevaron a operarse de la columna a finales de los años 80. De ahí que se pusiese camiseta en el ring, él famoso por lucir un maillot. El descomunal luchador moriría en Paris a los 46 años de una insuficiencia cardiaca. Billy Crystal, que se inspiró en él para escribir y protagonizar Mi gigante (1998), explica en el documental cómo André “se reía de si mismo, pero tenía cierta tristeza”, que “sabía que no viviría mucho tiempo” y que “fue realmente muy famoso, a otro nivel”.


8. Un cachondo incorregible

Junto a su compañero de ring Dusty Rhodes, robó un carruaje con caballos de esos con los que los turistas recorren Central Park y se perdieron por Manhattan. Y solía vacilar a sus amigos moviendo sus coches, colocándolos en aparcamientos imposibles, donde les fuera difícil maniobrar, ya que podía moverlos con facilidad o incluso darles la vuelta. La broma más legendaria fue la que sufrió su oponente The Snake Roberts: un pedo en su cara que duró 30 segundos. El documental destaca su sonrisa, algo que suavizaba el impacto ante su impactante apariencia.


9. El gigante amable de cine
Para toda una generación siempre será esa especie de Shrek de La princesa prometida. “El cliché de gigante amable es André”, comenta el director Rob Reiner. “La princesa” Robin Wright recuerda los dolores que ya sufría durante el rodaje durante la escena en la que él debía de sostenerla en brazos. “Se supone que yo caigo y él me coge en brazos. Me pusieron cables así que él no tuvo que soportar mi peso”. Menos conocida es Mamá a tu medida (1994), con Sissy Spacek y Anna Chlumsky, cuyo estreno se retrasó y llegó a los cines tras la muerte del luchador.


10. El homenaje de Obey 

Con el tiempo, la figura de André the Giant se convirtió inesperadamente en pieza de coleccionismo gracias a Shepard Fairey, más conocido como Obey, cuando surgieron pegatinas y grafitis con el lema “Andre the Giant has a Posse”. También reapareció gracias a los videojuegos Street Fighter y Final Fight con un personaje que lleva maillot y luce rizos negros. Pero el mejor homenaje será este documental, que refleja cómo “la verdadera leyenda”, "el unicornio definitivo", también sufría en silencio. “Fue una atracción, no tuvo una vida cómoda“, se escucha en el documental. No sólo por el dolor físico (André the Giant no sabía decir que no y se convirtió en una máquina de hacer dinero), también por el acoso de sus fans y las burlas que sufriría por su condición física. Produce escalofríos pensar qué hubiera sido del fenómeno André the Giant en la era de las redes sociales.



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