(con spoilers)
Sabíamos que Jack murió. Que Rebecca rehizo su vida con su mejor amigo, Miguel. Que Kate se ha sentido los últimos 20 años culpable de su muerte. Que Kevin ha estado ahogando un vacío existencial con alcohol y el sexo. Que Randall ha intentado estar a la altura de su padre. En el episodio 2x14, por fin, sabemos cómo murió Jack Pearson y me resulta más doloroso de lo que pensaba. Al principio, antes de insinuar que Jack muere en un incendio provocado en su casa por no comprar las pilas del detector de humos, pensé, porque Kate se sentía culpable, que Jack moría en un accidente de coche al ir a recuperar a su mujer del bar donde cantaba cuando le dio por cantar (Kate le había dicho que recuperase a Rebecca en un acto de galantería). Pero no fue así. Los guionistas nos mantuvieron en vilo, con otras subtramas, hasta que dejaron el bollo a punto de hornear para la final de la SuperBowl. No había un día mejor para homenajear a Jack Pearson, el fan número 1 de esta noche deportiva.
El episodio arranca con el incendio, el humo que entra en la habitación donde Jack va llevando a sus hijos pese a las llamas. Los saca a todos al tejado, para irlos descendiendo al suelo gracias a una sábana que usa como cuerda. Pero Kate suplica que salve al perro y me digo: "No jodas, Jack". Pero Jack sale vivo y con el chucho. Entonces, ¿qué pasa? Los chavales se despiden de su padre y se quedan con Miguel. Ésa es la última vez que Jack verá a Kate y a Randall, al pie de su casa recién incendiada. Kevin ni estaba, pues anda entre las faldas de alguna chica. Kevin no sólo no se pudo despedir de Jack, es que la última vez que se vieron lo hicieron enfrentados. Lógico que en este episodio opte por desahogarse a gusto en el árbol de Jack.
Y aquí viene lo duro. Jack, aparentemente, se encuentra bien, aunque tiene los pulmones dañados por el humo. Rebecca habla con Miguel por teléfono, mientras en segundo plano vemos a los médicos y enfermeras correr. Sabemos que ahí es cuando Jack muere, solo, sin Rebecca ni sus hijos. Sinceramente, es una putada, él tan amigo de hacer piña y de reunir a la familia. Y muere cuando Rebecca habla con Miguel, su futuro marido. Para Miguel, si en el futuro vemos que Rebecca es el gran amor de su vida, ésta será su historia.
Como todo en esta vida de chiste llena de momentos surrealistas, el médico le confirma a Rebecca el fallecimiento de su marido cuando ella está a punto de comerse una chocolatina (que vaya mala prensa para Twix, eso también). Este momento lo hemos estado esperando un año y como le ocurre a Rebecca, no nos lo creemos. Jack le había pedido que le llevara cualquier cosa menos chocolate, ya ves. Ella no se lo cree. Nadie se lleva peor parte que el mensajero del infortunio. Rebecca no lo quiere creer y sale corriendo llamando a Jack, con el que hace unos segundos había estado hablando, con el que había ido al mismo hospital donde había tenido a sus hijos para una quemadura en la mano, del que nunca podrá despedirse. Jack, momentos antes, había bromeado, diciéndole a su mujer que se apartase de la tele, de su partido de la SuperBowl, y ella le había sacado la lengua. Ésa es la última imagen de Rebecca que se llevará Jack, una burla divertida. ¿No es la vida un chiste? Claro.
Un episodio que de podía haber quedado en la anécdota profundiza en el momento después. Como decirle a tus hijos que su padre ha muerto. Y Kevin sin dar señales de vida. Y Kate sintiéndose culpable por lo ocurrido, como en shock. Y Randal, siempre tan sentido, llorando a lágrima viva. Ella va a ser fuerte por todos, le dice a Miguel, al que manda a dar una vuelta (quién le iba a decir a Rebecca en ese momento que Miguel llenaría el gran vacío de su vida). Ella se enfrenta sola, con sus hijos, lo único que le queda. Cobra mayor sentido que Jack haya rescatado de las llamas las fotos y películas caseras de la familia. Entre ellas, el VHS que Kate revive una y otra vez el día de la SuperBowl. A su padre se lo lleva "el infarto de viuda negra" provocado por el humo. Y Kate se da cuenta de que Toby se parece mucho a su padre, igual de paciente, de tenaz. Toby, como su padre, le ha hecho creer en ella misma, le ha salvado. Rebecca seguirá echando de menos a Jack cada noche de la SuperBowl, preparando su lasaña favorita, esperando un guiño simpático con el que recordarle.
Este episodio también pasará a la historia de This is Us porque es la primera vez que vemos un salto al futuro, algo inesperado, en el que Randall se siente orgulloso de que su hija trabaje con niños de acogida, algo que él le inculcó.
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