9.1.19

Matadero (Antena 3), una Fargo ibérica a tener en cuenta

(publicada originalmente 18.12.17)

En el Festival MIM de Series pudimos ver el primer episodio de Matadero, nueva serie de Antena 3 con Pepe Viyuela de protagonista. Esta noche se estrena en Antena 3.


Mi primera sorpresa llega cuando veo a Pepe Viyuela en un papel dramático, pero sin perder el toque de humor, aquí más cerca de la comedia negra propia de los hermanos Coen que de otras series españolas con chascarrillos facilones. Porque Matadero es un gran homenaje explícito a películas como Fargo, con alguna pincelada a lo Quentin Tarantino y Guy Ritchie.

La apuesta es diferente, algo que me atrae enormemente. Un rodaje en exteriores, sin plató, que a lo largo de 10 episodios (y con final cerrado, algo muy importante para la trama que proponen) va narrando una serie de asesinatos que se van sucediendo en un (aparente) tranquilo pueblo de Castilla, Torrecillas. Que parte del suspense tenga relación con un matadero de cerdos tiene su punto macabro, con alguna que otra escena bastante sanguinolienta a la que, creo, el espectador medio no está muy acostumbrado (y menos con Pepe Viyuela como prota). Una trama con drogas de por medio, que relacionan la parte más castellana de nuestro país con el narcotráfico gallego y la mafia portuguesa. Pero todo, siempre, desde un punto de vista rocambolesco, con una serie de secuencias en las que, en efecto, puede pasar cualquier cosa, algo que mantendrá al espectador atento a esta ginkana de sucesos tragicómicos.

Matadero bebe también de ese cine torrentiano en el que abundan algunos estereotipos muy nuestros, como el facha (Tito Valverde), los rateros sin luces, el putero infiel, los machistas recalcitrantes… mezclándolo con una policía espabilada (al estilo Fargo) que sabe mucho más que sus superiores, esos mismos que la ponen en entredicho simplemente por ser mujer. Hablando de este tema, Matadero es muy masculina, como una Padrino en la que ellas no pintan nada (o muy poco, al menos en el primer episodio). Aquí todo lo manejan el dueño del matadero, el narco gallego, el mafioso portugués, los dos matones a sueldo, etc., etc. Ellas se relegan a ser "la mujer de" o "la amante de", excepto la policía. Matadero huele a macho por los cuatro costados, a cadena de oro bajo una camisa sudada, a olor a mierda de cerdo, a bar de carretera (esa música machacona latina a todo volumen…). Esto y el excesivo metraje de este episodio me sacan un poco de la historia.

Pero, sin embargo, me engancha la broma contínua con los fardos de la droga al estilo Airbag. Recuerdo el cine más gamberro de los 90 en España. También a esos dos matones al estilo Pulp Fiction, pero vestidos cutre como en Fargo que interpretan, soberbios, Ginés García Millán y Miguel de Lira. Cada vez que salen en pantalla no quiero que desaparezcan. La escena de la gasolinera es intensa y divertidísima.

Nos quedan por descubrir más rencillas escondidas en un pueblo en el que parece que no pasa nada y la gente se dedica a trabajar y punto. Pero aquí hay mucha tela que rascar. Pocas series españolas supeditan la trama a los personajes y ésta lo hace. En definitiva, el hilo conductor de la historia es bastante básico (cuántas veces hemos visto que por un cambiazo se lía la de San Quintín), pero son ellos, los actores los que nos van mostrando la misma historia desde su inequívoco punto de vista, con resultados imprevisibles. Por cierto, me ha resultado curioso encontrarme a Camila Viyuela e Iván Cozar, que hacen de novios, ella la policía, él, el empleado del bar, como parte de la clase de gimnasia de la comedia Toc, Toc.


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