De Mindhunter podría hablarte horas, pero me voy a ceñir a mis primeras sensaciones y a alguna que otra curiosidad. David Fincher, siempre lo he dicho, me decepcionó con House of Cards, no entré en su propuesta. Sin embargo, con Mindhunter mira a Zodiac, a los orígenes de los serial killers, aquellos que, como el asesinato del zodiaco, lograron escapar por un sistema fallido y por una ignorancia e ingenuidad a partes iguales propia de los años 70. Todo en Mindhunter me ha gustado.
Los protagonistas
Sorpresa absoluta. Normalmente las series con policías me llegan a aburrir. Difícil no pensar en True Detective, pero Mindhunter sabe hacerse con su terreno rápido. No es sólo una pareja de policías, el novato y el veterano, ayudados por una mujer que, en principio, nada tiene que ver con el FBI. Logran crear unos personajes con los que empatizas rápidamente, que logran tu confianza, que te crees.
Holden Ford (Jonathan Groff) es el joven entusiasta, ambiguo, pues lleva traje como un tipo anquilosado en una época (como Don Draper en Mad Men), pero que, por dentro, quiere evolucionar, no quedarse anclado. Jonathan Groff enamora, resulta irresistible esa mezcla de ingenuidad y amabilidad, al tiempo que desea aprender y ser mejor en lo suyo.
Le acompaña el veterano Bill Tech (Holt McCallany), al que, sin embargo, logra contagiar su ilusión, es un adicto al trabajo que prefiere estar alejado de su hogar, de ahí que entre por el aro. En español, Holt McCallany está doblado por la misma persona que le pone voz a BoJack Horseman y me parece mucho más chulesco que lo que es en realidad. Mientras analiza el comportamiento del asesino, su talón de Aquiles es su hijo, que no habla, y con el que no logra comunicarse, algo que le tiene frustrado.
Wendy Carr (Anna Torv, resucitada tras Fringe) es una psicóloga con las ideas claras y unas camisas que ni Quique Peinado, que quiere catalogar los resultados con la aspiración de escribir un libro (el libro real en el que se basa la serie), con un aspecto que me recuerda a un cruce entre la frialdad de January Jones y la elegancia de Cate Blanchett. Mantiene una doble vida que sus compañeros desconocen (tiene una novia madura, interpretada por Lena Olin). En su soledad le da de comer a un gato al que nunca vemos, una metáfora del criminal al que hay que atraer para domesticarlo y que se abra. Sin embargo, la última vez que recoge la lata de atún con el que le engatusa está llena de hormigas. El gato, como el criminal, también puede escabullirse y seguir salvaje. Cuando se pone los cascos para escuchar las entrevistas en las que no puede participar me recuerda a La vida de los otros.
Me produce rechazo la novia de Holden, Debbie (Hannah Gross), una chavala hippie, que ayuda a Holden con sus teorías sobre psicología, pero que no tiene ni puñetera idea de la realidad de la que habla porque no la ha vivido.
Los asesinos
Son personajes basados en asesinos reales. Son el Mal personificado, la peor escoria. La serie consigue meternos en su cabeza, intentar comprenderlos aunque nos provoquen la nausea. Por aquí desarrollo quiénes eran estos primeros criminales presos sin motivo aparente para matar, los más crueles, como Edmund Kemper, Jerry Brudos, Richard Speck, Gene Devier y Monte Rissell y cómo son descritos en la serie. El concepto de "asesino en serie" no existía hasta que lo nombran ellos, en concreto Bill es el que habla de serial killer por primera vez. Dividen a los que matan con intención y al que lo hace a boleo.
El sospechoso
Sonny Valicenti interpreta a un empleado sospechosoque va apareciendo en momentos determinados de los episodios como si sirviera de enlace a toda la temporada. Está casado, aparentemente lleva una vida de lo más normal, pero le vemos con intenciones criminales. La única prueba que nos demuestra que es un asesino son los nudos marineros con los que ata a sus víctimas. Nos é si estará basado en un asesino real, esperemos que nos lo cuenten en la segunda temporada.
La trama
En un mundo en el que nada tiene sentido (finales de los 70), el crimen tampoco lo tiene. Los dos policías especializados en conducta criminal investigan a asesinos peligrosos encarcelados. A través de sus entrevistas, vamos comprendiendo más el porqué de sus actos irracionales. Es como una Masters of Sex, pero en vez de profundizar en el sexo nos metemos de lleno en el crimen. Curiosamente, el sexo tiene mucho que ver en los asesinatos cometidos por estas personas, también unas madres opresoras. ¿El asesino nace o se hace? Ellos creen que se hace. ¿Hay que ser objetivo o seguir el instinto al entrevistar al criminal? La policía creía entonces que eran infalibles, que había que electrocutar al criminal no entenderlo. Tampoco eran policías acostumbrados a este tipo de atrocidades. ¿Cómo vamos a adelantar a los locos si no los entendemos? Pero para el jefe del FBI lo que hacen ellos es sólo un hobby, un razonamiento que irá cambiando a medida que avanza la temporada. "La mejor justicia con el menor coste" comienza a ser una idea obsoleta. En el episodio 10 se habla de la pena de muerte, un alegato en contra (ya que a Gene Devier le electrocutaron).
Sociópatas en la Casa Blanca
Pero la serie va más allá, pues sociópatas hay en todas partes. "No se puede llegar a la Casa Blanca sin ser un sociópata", dice Wendy refiriéndose a Nixon, pero bien se podría atribuir al mismísimo Donald Trump.
Homenajes
Holden ve Día de perros, con Al Pacino, animado por Debbie. Esta película sobre cómo negociar con un tipo que tiene rehenes en un banco le sirve a Holden para comenzar a enseñar a otros policías cómo no se deben hacer las cosas. En Día de perros se cometen errores, y eso es algo que quiere evitar. La ficción está muy presente también cuando algunos de los asesinos confiesan haber imitado lo que habían visto en algunas series de policías que emitían por la tele (Hawai 5.0 y Los casos de Rockford). Estas series, dicen, no muestran el sufrimiento de las víctimas, así que un jurado no se puede creer lo que ve en televisión. La dinámica entre Holden (creyente) y Bill (escéptico) recuerda en ocasiones a la mantenida en Expediente X.
El cine de David Fincher
El director dirige los dos primeros episodios y los dos últimos pero su sello personal está muy presente, que para eso produce, junto, ojo, a Charlize Theron. En resumen, Mindhunter viene a ser la deconstrucción de Zodiac con la que tiene tantos puntos en común que se podría hacer un post aparte. De El club de la lucha recuerda los momentos (muy recurrentes) en los que Holden y Bill viajan en avión, con sus vasitos, comidas y mesas plegadas que tanto odiaba el protagonista de Fight Club. Los hombres que odiaban a las mujeres están todos en Mindhunter. Y, por supuesto, Seven, la dinámica de los dos policías tras los más macabros asesinatos.
Empoderamiento femenino
No hay asesinas en la serie, sólo hombres que matan mujeres. La psicóloga no puede ayudarles in situ porque los presos no empatizarían con una mujer. La novia de Holden, liberal e independiente, parece ser una rara avis, como la propia Wendy, que, además, es lesbiana aún metida en el armario, oprimida en ambientes que no sean intelectuales. "Me han advertido de mujeres como tú", le dice Holden a Debbie en la barra del bar el día que se conocen. "¿Mujeres normales?", le responde ella. Debbie le pide que le haga un cunnilingus sin reparos.
Un criminal dice que cuando una tía disfruta en la cama no te deja en paz (algo que da en el coco a Holden, pues Debbie al final prefiere estudiar que estar con él). La serie analiza el comportamiento femenino visto desde la mirada de los hombres de la época. Por ejemplo, si una mujer estaba sola en un bar, una de dos, o buscaba un polvo de una noche o marido. El fetichista de los zapatos le insiste a Holden con que las mujeres
"quieren ser todas modelos" y que por eso les gusta que los hombres se
fijen en ellas.
Debbie se viste con lencería sexy, incluyendo unos zapatos de tacón que a Holden le recuerdan a uno de los asesinos que se masturbaba con esos zapatos, algo que le provoca bajona. Debbie lo hace porque quiere ser otra persona. "No eres tú". "De eso se trata". El que comienza a no ser él es el propio Holden, obsesionado con el crimen. Cuando una profesora se queja en el colegio de la dudosa actitud del director (el que le hace cosquillas a los niños a cambio de dinero), éste dice: "Será porque no está casada y le sobra energía". Para Holden es elegir entre "confianza y miedo".
A veces, a Holden, tal y como lo comenta, le gustaría que Debbie se callase y le adorase simplemente. Que no opinase siempre sobre su trabajo. Holden llega a decirle que quiere que sólo sea su novia, que le escuche. Faltaba mucho aún para que publicaran Los hombre son de Marte y las mujeres de Venus… Cuando Holden ve a su chica con un amigo sufre los mismos celos que uno de los asesinos a los que trata. La serie enlaza de esta forma los sentimientos naturales de los protagonistas con los desvaríos de los asesinos.
No todos los hombres son malos
Mindhunter muestra a los hombres como auténticas máquinas de matar, pero para compensarnos presenta a los dos protagonistas como hombres que no engañan a sus mujeres, que las respetan y que son capaces de escuchar, sin complejos, lo que tiene que decirles una colega. "Estar con mujeres más listas que yo no me intimida", dice Holden a Debbie y Wendy. Sin emabrgo, en un momento dado Wendy les tiene que hacer ver que el travestismo por sí mismo no es nada malo: "Es algo normal que ofende tu masculinidad". Me gusta ver a Holden roto al final de temporada, acojonado con la magnitud que ha tomado la investigación, con ese abrazo simbólico de Edmund Kemper que no le deja respirar. Holden no es malo a priori, pero esto le puede afectar de un modo al que, tal vez, no estemos preparados.
Cócteles fuera de serie
Holden bebe Bloody Marys con Debbie, como algo excepcional. Wendy es más de tomar Manhattan, cóctel que pide en un restaurante chino. Bill está cansado de viajar a mitad de temporada y dice que lo que anhela es poderse tomar un Martini tranquilamente. Su mujer, le cuenta a Holden mientras cena en su casa, es la que mejor prepara un Martini seco. Holden comenta que él no tiene ni idea (como si fuera obligado saberlo) y su novia, Debbie, espeta que no sabe hacerlos pero bien que se los bebe.
1 comentario:
A mí la novia de Holden también me cae mal. Creo que es porque desde el primer momento se define demasiado ella misma como especial. Si te lo tienes que repetir tanto, a lo mejor es que no lo eres. Y tampoco la pareja en sí. ¿Se conocen algo? No entiendo por qué están juntos ni por qué se quieren. Es lo único que me echa hacia atrás.
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