Si en aquel maravilloso episodio en el que Ray acababa bailando con su hijo era el cumpleaños de éste, en el cumple de Bridget las cosas se desmadran y acaban todos los Donovan encerrados por sí acaso. La mafia va tras Ray, en concreto, aquella galerista de arte que parecía no pintar nada. Con un cupcake en una mano y las pelotas de Ray en la otra, esta tía (Embeth Davidtz) logra que Ray baje la cabeza y se quede sin un duro. Es la peor semana en la vida de Ray: ha estado a punto de morir, su mujer tiene cáncer y él no puede hacer nada, su hija está enrollada con su profesor y hasta el tipo que encerró en la cárcel se saca la picha y le mea en su cara.
Y aún no se ha enterado de la última de su padre. Mickey, con nuevo sombrero de timador sin suerte, intenta robar en el casino y al final se la juegan los indios, así que ahora se verá de nuevo perseguido y Ray sin un duro para poder ayudarle. En apariencia, los Donovan parecen ser una piña, pero no es así. Este episodio lo demuestra cuando Bunchy se convierte en padre y espérate a que no se pire de allí con su nueva familia y Terry no quiere saber nada y se atrinchera en el club a su bola, haciendo bromas con la película Sillas de montar calientes. Que se sepan diálogos enteros sí que es un gran WTF!
Ted Levine se llama aquí Bill Primm (se le cita directamente en el título del episodio). Es el dueño del casino Buffalo Bill. En 1991, Ted Levine interpretó al psicópata de El silencio de los corderos, apodado Buffalo Bill. Bonito guiño.
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