24.8.15

Crítica. Ricki: Meryl Streep, señora rockera (muy Diablo Cody)

Ricki and the Flash es como se llama el grupo que lidera una señora como Meryl Streep, que da igual lo que te haga que te lo crees a pies juntillas. Es cierto que la Streep maneja como nadie (ya lo vimos en El diablo viste de Prada) el toque histriónico, pero siempre me digo: ¿qué será lo próximo? Y lo próximo ha sido verla cantando sobre el escenario, tocando la guitarra, intentando volver a congeniar con su hija (su hija en la vida real, Mamie Gummer, para más inri, con la que coincidió en Evening en 2007 al interpretar Gummer a su madre de joven), tonteando con Kevin Kline (qué bien está Kevin Kline, de lo mejor) y mostrando su lado más macarra y tierno, en continua lucha. Ricki es una cajera de un súper donde prima la sonrisa tonta, un puesto de trabajo tan "aparente" como esa familia a la que dio de lado, muy pija y asfixiada por los convencionalismos. Ricki aterriza en esa aparente paz para, no tanto liarla (ya es una señora), como para intentar reconducir a una hija frustrada y deprimida por una ruptura. La guionista Diablo Cody, que abusa del postureo (odio Juno y amo Adult Young), parece haberse imaginado a sí misma cuando sea una señora, con sus tatuajes, sus pelos locos y su vida alternativa (¿no es la que baila en medio de la pista la canción de U2?). Como en todas sus pelis ESO no es el sueño americano, pero hay gente que no quiere vivir el sueño americano, una promesa, sino que ansía poder hacer lo que le dé la gana, sin que le miren mal. Que hay que ir a unos grandes almacenes a comprar la ropa estándar, pues vale (Ricki como la Charlize Theron de Adult Young lo hace). En Ricki hay un problema capilar enorme, con esas trenzas de Meryl Streep que despistan tanto como los pelos de loca de su hija. Eso, en la forma, como ese enorme tatuaje de la bandera yanqui en la espalda o la música que intenta conciliar a los más carcas (amantes de Journey) con los jóvenes fans de Lady Gaga. Pero en el fondo, Ricki habla del suicidio, de la infidelidad, del divorcio, de la hipocresía, y, especialmente, de la relación entre padres e hijos. "Los padres deben amar a sus hijos, no al contrario". Hay muchas cosas que chirrían en esta película de Jonathan Demme, porque es muy, muy USA, pero, al mismo tiempo, contiene escenas que no se suelen dar en el cine norteamericano, que te hacen pensar. Rick Springfield, al que vimos en True Detective, acompaña sobre el escenario a la actriz y es uno de los personajes clave de la cinta. Ricki se estrena en España el 28 de agosto. 

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