7.9.15
Piloto Zoo (CBS), cuidado con estos leones asesinos
(subida orginalmente el 5.7.15)
Hitchcock nunca nos explicó porqué sus pájaros atacaban a Tippy Hedren. El rey de los macguffins se lo podía permitir. Sin embargo, lo primero que pienso viendo Zoo es que quiero/necesito que me cuenten porqué los leones de la selva persiguen de forma anormal a los turistas y otros se escapan del zoológico provocando inesperados ataques. Hasta los gatos de un barrio han huido de sus casas para refugiarse en la copa de un árbol. No es el fin del mundo apocalíptico que nos pintan otras historias con robots vengativos o agresivos alienígenas. En Zoo son los animales salvajes los que nos la tienen jurada. Y su insólito comportamiento se tiene que deber a algo determinado. ¿Una droga está detrás de estos ataques, un experimento fallido, el agua, un virus desconocido?
Un zoólogo (Ken Olin) ya vaticinó en sus programas televisivos lo que se nos podía venir encima si matábamos por mero placer a los animales. Acabó loco según cuenta su hijo, el prota de Zoo, un tipo campechano y simpático, que ama los animales, que no entiende (como cualquiera que tenga dos dedos de frente y algo de sensibilidad) qué gana el ser humano cargándose un ser en peligro de extinción. Jackson Oz (interpretado por el guaperas James Wolk, Mad Men) huyó de Boston y en sus 12 años en Botswana nunca había visto nada parecido, algo que le hace creer que su padre llevaba razón. “Como la Humanidad, navega el mundo hacia la punta del iceberg, ¿qué estrategia de supervivencia van a emplear?”, se pregunta el padre loco. ¿Cuál sería esa conspiración de la que habla? Uno de los ojos de los leones muestra una anomalía, ¿les pasará al resto de los animales, porqué sólo a los leones machos?
Mientras, en Los Ángeles, una periodista (Kristen Connolly) pierde su trabajo en el diario por culpa de los ataques que hace en su blog (ay, internet) a una empresa algo dudosa, pero con acciones en el medio. La periodista contacta con otro zoólogo (Billy Burke), que se jacta de ser un tipo solitario, al que convence de que algo raro está pasando. Ella aporta los datos objetivos. En los 350 zoológicos que hay en EE UU, con 175 millones de visitantes al año, habiendo abierto sus puertas el primer zoo en 1874, sólo ha habido nueve casos documentados de leones que han matado a hombres sin ser provocados. Seguiré viendo Zoo no sólo por esta intriga sino porque me recuerda a otras aventuras de tipo Parque Jurásico. Las escenas con los animales dan yuyu, son muy reales, como la del acantilado. Y me gusta que los tres protas (cuatro si contamos con el amigo africano de Jackson) sean tan dispares, aunque les una que se preocupan por los animales. No sé si Jackson llegará a domar a las fieras como hace de forma bochornosa Chris Pratt en Jurassic World, tampoco sé si los animales han sufrido (como se ha dicho) maltrato durante el rodaje (espero que no), pero creo que además de original pone sobre la mesa temas importantes como el trato de los animales en cautividad y la corrupción del poder de esos hombres ricos que matan el tiempo… matando.
Guiño Cócteles fuera de serie. Cuando Jackson huye de los leones con la turista francesa, él le da de beber de una petaca “bourbon de Kentucky”. Cuando ella le da unos cuantos lingotazos, comenta: “Hacen un buen trabajo en Kentucky”.
El episodio 1x3 me recuerda a Perdidos (hasta suena igual la música) cuando acaban en la isla radiactiva. Flipante ver a caballos sin ojos y a los lobos entrar en la cárcel.
Zoo (CBS) se estrena el 10 de septiembre en Cuatro.
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1 comentario:
Muy buen piloto, junto a Sense8 de lo mejor estrenado últimamente
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