Una niña desaparece, pero sus padres se niegan a darla por muerta, mientras la policía poco hace. Thriller de Atom Egoyan para quienes son fans de los actores y de los thrillers pre-siesta.
(con spoilers) Kevin Durand (The Strain) aparece con pelucón rubio y pose de gay reprimido. Es un pedófilo al que no vemos cometer sus fechorías, sólo las intuímos. Ha encerrado a una chavala durante ochos años en el sótano de su casa. Atom Egoyan ha podido inspirarse en las noticias de cualquier periódico. El padre (Ryan Reynolds) es sospechoso y la madre (Mireille Enos) cree más a la policía que a su marido. Me engancho al thriller porque hay una policía que controla (Rosario Dawson) aunque no sale de su despacho (¿?) y otro poli (Scott Speedman) al que le viene grande el puesto. Bruce Greenwood viene a reprentar el Mal, ese señor que es el que mueve los hilos, pero nunca se atrapa, que podría ser un empresario, como un poli, un cura o el mismo presidente. Atom Egoyan no ofrece nada nuevo en su peli que no hayamos visto mil veces (hace poco algo parecido lo disfrutamos en Black Mirror). Reynolds pone cara de cabreado, pero no nos lo creemos, igual que ya cansa ver a la pelirroja Mireille Enos sin peinarse y con ojos de rana. Me quedo con la fotografía (esas cataratas desde el hotel, esos paisajes) y poco más. Te mantiene en suspense, pero al final no hay nada que rascar más que lo previsible, lo que te esperas...
Eso sí, la fotografía, una maravilla... Niagara!
No hay comentarios:
Publicar un comentario