25.10.14

Crítica Caminando entre las tumbas, peliculón con Liam Neeson

Los títulos de crédito ya resultan incómodos. No son lo que uno se espera de un de acción protagonizado por Liam Neeson. En ellos, una mujer desnuda, maniatada, sufre vejaciones, llora. Sólo lo intuímos, pero lo poco que vemos nos remueve por dentro. En Caminando entre las tumbas escucharemos a las víctimas, pero el director no se regodea visualmente en su sufrimiento. Sólo este destello nos previene, a modo de aviso, para entender la magnitud de estos crímenes y de sus despiadados autores. Ésa es la única luz –paradójicamente– que ilumina una película sombría, como esa oscura Nueva York de 1999 –precambio de milenio– y ese pesimista investigador privado, Matt Scudder, antiguo detective y ex alcohólico solitario. Tras The Lookout (2007), Scott Frank, guionista de películas como Minority Report, Lobezno inmortal o La intérprete, dirige su segundo filme, adaptando fielmente la novela de Lawrence Block –aunque transcurra años antes que el original–, que firmó 17 libros protagonizados por el inflexible Scudder. Y coloca también a Liam Neeson en una situación más imprevisible de las que nos tiene acostumbrados. Olvídate de Non-stop (Sin escalas) o la saga Venganza (Taken 3 se estrenará en enero en España), su personaje no se mueve por una venganza personal, lo hace por dinero, simple y llanamente. Y no le preocupa la ambigüedad moral de su pagador –interpretado por Dan Stevens, Downton Abbey–, un discreto narcotraficante cuya mujer ha sido asesinada a pesar de pagar el rescate. El acicate de este antihéroe con remordimientos y que, sí, a pesar del tamaño de Neeson, tiene miedo, es acabar con unos sádicos que parecen seguir un mismo patrón. Y eso hace de Caminando entre las tumbas una película atípica y visualmente muy original, con una magnífica primera mitad de suspense clásico que se transforma en su apoteósico clímax –cuando a Scudder no le queda otra que coger la pistola– en acción pura y dura. Pero para llegar ahí, al final, el detective, a lo Philip Marlowe, va encajando a la antigua usanza las piezas, infiltrándose en los bajos fondos, ayudado en lo tecnológico por un chaval negro (el rapero Astro, surgido de con la cabeza muy bien amueblada a pesar de su aspecto de indigente. Todos estos elementos hacen que la película se aleje de los clichés del género, lo que podría convertirla en una excelente saga cinematográfica. [Crítica publicada en Cinemanía de noviembre] Caminando entre las tumbas se estrena en España el 31 de octubre.

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