En Asturias siempre he comido bien y cuanto más tasca o de pueblo, mejor. Caímos en Casa Zabala (web) porque nos habían hablado muy bien. Es un local en Gijón con pocas mesas servidas por dos mujeres.
En una de ellas había una comida familiar, en otras dos, parejas, y en la más grande los miembros del jurado del Festival de Gijón con los que coincidimos. El menú en Gijón un sábado puede salir por 9-12 euros. El de Casa Zabala cuesta 25 (y entre diario, 18). Nos gustó mucho las opciones, aunque no sabíamos lo que era el Golondro. Aún así entramos. Manteles de lino, cambio de platos y de cubiertos entre plato y plato, exquisita atención. Tomamos cervezas y agua, las bebidas iban incluidas, el café, no.
Los primeros nos gustaron mucho. Eran pequeñas porciones de tres platos, a modo de tapa.
Crema de marisco calentita y muy rica, con sabor.
Pastel de carne con puré de higos, mezclando el salado con lo dulce, podía resultar un poco indigesto. Iba con rebanadas de pan tostado.
Fabada, unas cinco cucharadas, con su chorizo, morcilla y jamón. Muy buena. Tal vez, hubiera estado mejor menos carne (o pasar del pastel directamente) y que la fabada fuera un plato normal. Eso es lo que hizo en la mesa de al lado el escritor Ray Loriga y nos quedamos pensando lo buena idea que hubiera sido comer la crema, la fabada y el segundo plato.
En los segundos, me comentaron que el Golondro era de la familia del Cabracho. ¿Sin espinas, viene limpio?, le pregunté. Bueno, alguna espina cae. A mí el cabracho me gusta en pastel, triturado. El golondro que me trajeron parecía una pescadilla, la habían cortado en catro trozos con su consiguiente trozo de espina en el centro. Iba en guiso, decía que con patatas, pero no las vi, y no me gustó nada. De hecho, lo dejé. Cuando comenté que no me esperaba algo así, no se molestaron en decirme si quería otra cosa. No te ha gustado, no lo has probado, te fastidias. Normalmente en un restaurante de esta categoría hubieran ofrecido una opción B, al menos, para quedar bien.
Los tacos de solomillo con salsa 'afuega'l pitu' eran trozos de carne que unos estaban sabrosos y otros, duros. No era una carne excelente, sólo pasable. Mientras los primeros estuvieron bastante bien, los segundos me parecieron de muy poca categoría.
En los postres daban dos opciones: la crema de sorbete que estaba un tanto agria y llevaba una mermelada parecida (si no era la misma) al puré de higos...
... y el hojaldre de crema, que en mi opinión, estaba mejor que la crema. También llevaba una confitura parecida, lo que le quitaba sorpresa al plato. Para el hojaldre había que llegar con ganas y yo las tenía.
En resumen, para el precio de 25 euros (más del doble de lo que se paga en Gijón por un menú) y con estos platos con ingredientes de calidad, sí, pero en general económicos, no merece la pena realmente comer así. Es mejor buscar en cualquier restaurante normalito fabada y una buena carne de segundo. Será difícil equivocarse o al menos no te costará tan caro. O con tapas tampoco tan baratas como el Restaurante La Galana.
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