Ni el qué ni el cómo. Esta
peli española de terror que intenta engañar desde el título se cae por su propio peso cuando comienza como si de una peli de
Tele5 fuera, que lo es, pero entonces haz como HBO o similar y emítela en tu cadena en vez de en los cines. El qué: un actor chulesco y salidorro (
Luis Fernández) acude a una fiesta en una casa en la que hay un buen puñado de groupies que se quieren acostar con él (más guarronas imposible por lo que vemos y oímos). Para ponernos en antecedentes ante este joven macho español, el porqué resulta tan atractivo (más que
Bisbal, dice una, yo alucino) nos cuentan que es un actor de una serie de terror muy popular cuyo final alguien ha filtrado en internet (aprovechan para hacer la susodicha crítica al pirateo). Hablan un puñado de fans de cómo ha sido él el que ha destrozado la serie al cortar con su novia, la otra prota, provocando la salida de ésta y el fin de la serie. Antes hemos visto a
Úrsula Corberó (la susodicha) e incluso a
Pilar Rubio, pero olvídate. Estos guiños son del estilo de Scream, básicamente. El resto de la peli transcurre en esa afterparty del título, en esa casa que se convierte en una especie de Pasaje del terror. En resumen: la idea no es nada original, y de hecho te hueles de qué va. Pienso que entonces el director,
Miguel Larraya, debería haber puesto su sello personal en el invento. No ser Kevin Williamson, vale, pero intentar ser uno mismo. ¿Lo consigue? No. El cómo: los actores son terribles, los diálogos, las situaciones. No es un thriller porque no estás tenso en ningún momento, ni puedes darle mucho a la bola, es obvia. Tampoco es una peli de terror porque lo que vemos es una sucesiva repetición de la misma escena pero con diferentes personajes. After Party podría haber sido muchas cosas con ese arranque, pero se queda en una mala película que no encaja en ninguna parte. Ideal para las groupies de Luis Fernández, que esperemos no sean como las de esta absurda fiesta.
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