13.8.13

Piloto Southcliffe, matanza anunciada

Qué lleva a un hombre, aparentemente normal, a coger un fusil y liarse a tiros en su tranquilo pueblo. Cómo reaccionan los mimebros de su comunidad ante este hecho. Southcliffe, miniserie de cuatro episodios de Channel 4, trae a la memoria matanzas como la de la isla de Utoya en Noruega. Las series británicas, en general, siempre me sorprenden por cómo buscan la perspectiva de crítica social en historias aparentemente comunes, y en este caso, además, la envuelven en un sugerente thriller. En Southcliffe, nombre del pueblo, éste es el protagonista, sus brumas, sus tendidos eléctricos, su lago, su aparente tranquilidad, sus bosques, el silencio. El que levanta la pinta en el bar, el joven pelirrojo que cuida de su madre con una calidad de vida cero, el que no se mete con nadie aunque su comportamiento no sea del todo normal, este hombre un día explota, sin más (Sean Harris, visto en Los Borgia). Y provoca en el espectador una reflexión inmediata. ¿Son los demás los que pueden prender nuestra ira o somos por naturaleza violentos, qué falla en la sociedad para que no se pueda predecir y evitar esta escalada de violencia irracional, esta matanza incomprensible? Hay militares que vuelven para, atormentados, seguir jugando a la guerra, cuando descubren que no son tan valientes como creían. Hay novias que no entienden ciertas actitudes, pero callan. Hay una pareja que no puede tener más hijos, preocupados más por lo que ansían que por lo que ya tienen, una hija adolescente saludable y perfecta (Kaya Scodelario, vista en Skins). Hay unos vecinos de los que no sabemos nada que acaban con un tiro en la cabeza. Hay unos periodistas que llegan al lugar del crimen, en caliente, cuando aún no ha sido apresado el delincuente que intentan comprender la noticia antes de darla. Rory Kinnear, el que se zumbaba a la cerda en Black Mirror había vivido de pequeño en Southcliffe, conoce a los implicados. Hay tantos personajes en Southcliffe y todos tienen algo en común, algo que te hará pensar. Que una bala se puede cruzar en tu camino. Pregúntate si estás preparado. Porque no es cuestión de merecerse la muerte, esto es una lotería. No vemos las imágenes sangrientas, las intuímos, las predecimos. Hay una violencia en frío que acojona más, unos gestos, unas lágrimas. La madre que se agazapa tras el sofá llamando, desquiciada y desconsolada, a su hija a la que teme muerta es de las mejores interpretaciones que he visto este año, de ponerte los pelos de punta (premio para Sherley Henderson). Su marido, Eddie Marsan, el hermano con parkinson de Ray Donovan, no se queda atrás. Muerte y destrucción en Southcliffe, y mucho dolor, tan triste y gris como la niebla que cae de sus montañas. Una de las mejores series del año.

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