27.6.13

Mad Men 6x13 opinión final sexta temporada

(con spoilers) Finale Mad Men. Visto el último episodio de una temporada irregular, en la que nos han sorprendido con un personaje enigmático que ha sido finalmente un bluf, Bob Benson, con algunas escenas muy cachondas gracias a las drogas y con un desesperado final para Don Draper, en lo que parece ser un pulso entre él y Peggy. En Mad Men, mientras Peggy ha ido a mejor, Don ha ido a peor. ¿Será cosa del karma?

Don y la fábrica de chocolate.

“No sé nada sobre ti”, le había dicho Sally. Vuelve a ser su hija la que le da el bofetón de realidad que necesita. Verle tirar por el desague el alcohol de las botellas que tiene en casa ha sido toda una revelación. También confesar ante los dueños de Hershey’s que siendo huérfano fueron sus barritas de chocolate las que le hacían feliz. “Soñé con ser querido”, les dice. De nuevo una madre es la causante de tanto sufrimiento. En esta confesión ante unos desconocidos veo mucho de Tony Soprano y sus sesiones con la doctora Melfi. Don se muestra vulnerable, sin pensar en las consecuencias. Está harto de mentiras, de no ser consciente de lo que vive (¿cómo aparece en la cárcel?), de que la vida sea eso que pasa cuando estás intentando ser feliz.

“¿Puedes hablar más bajo? Estoy intentando beber”.

Ése es el infierno de Don Draper, la bebida.

A Don le tiembla el pulso, el alcohol ya no sirve de telón, hay que pasar página, borrar la peor de las campañas publicitarias, la suya. “He perdido el control”, le reconoce a Megan. POR FIN. Dios puede perdonarle porque no hay pecado imperdonable, pero ¿y su familia, y él mismo, pueden, puede perdonarse?




Mientras Sterling intenta ser el buen padre que no ha sido con su hija con el pequeño que comparte con Joan; Ted no se quiere convertir en Don, no quiere romper su matrimonio, abandonar a sus hijos, así que en vez de seguir con Peggy se marcha a California. Me da rabia porque me gustaba este personaje y la interactuación con esa Peggy enamorada y radiante, ésa que sólo se pone, como Marilyn, Channel número 5. Pero Peggy está condenada al fracaso con los hombres mientras siga en esa oficina, aspirando a convertirse en uno de ellos. La mejor escena de esta temporada ha sido ver a Peggy sentada en el despacho de Don, cuando ni Don ni Ted están ya. Ella es la nueva boss, así que la séptima temporada se prevén grandes cambios (a ver si es verdad).

El tercer padre en discordia, además de Sterling y Ted, es Don, que no se marcha a California finalmente, lo que trastoca el futuro profesional de Megan, lo único que la salvaba de aguantarle, su única vía de escape. ¿Megan le abandona? Pero esto le acerca a su hija, en esa última escena de la temporada con Don (¡¿aún con sombrero?!) lleva a sus dos hijos a ver la casa de putas donde creció. Sally se queda estupefacta, mirándole, como si de pronto comprendiera que el que su padre no sea perfecto no significa que haya dejado de quererle. Que Don no es Superman, que no lo ha tenido fácil. También Don reflexiona sobre su legado. Betty le ha dicho que Sally se ha emborrachado: ¿quiere eso para su hija, es eso lo que Sally ha aprendido, copiado de él? Sally, además, ha emborrachado a otras chicas, según Betty, ¿no hizo lo mismo Don con Ted? ¿Es eso lo que le anima a cederle el puesto en California?

Así termina esta temporada de Mad Men, Don y sus hijos mirando cara a cara a un oscuro pasado, pero con un futuro aún más incierto ahora que Don ha sido defenestrado de su empresa. Empezó la temporada pudiendo elegir, como en el póster, la vida familiar o la profesional. Optó por destrozar su matrimonio (aunque Megan haya mirado para otro lado) pero también ha logrado que en la agencia le ninguneen. Una agencia con nuevo logo, en el que casi desaparece: Sterling, Cooper and Partners. Y Don de partner, con sus idas y venidas y sus borracheras y sus salidas de tono en las reuniones, tiene poco.

Matthew Weiner que dirige este episodio podría haber terminado aquí la serie, con Don desintoxicándose, haciendo una vida familiar, hasta llegar a la vejez, con Peggy como su sucesora por derecho, tal vez, colaborando de alguna forma (¿Sally en la agencia?) con lo único que sabe hacer: vender humo. ¿Encontraría así Don la felicidad? Creo que Don será feliz cuando comience a valorar, de verdad, a las mujeres de su vida, que son muchas, empezando por Peggy. No sé de qué manera estos dos acabarán juntos (no me refiero necesariamente enamorados), pero Don y Peggy son los platillos de una misma balanza y deberían complementarse y ayudarse. 

El Don Draper tal y como le conocíamos ya no existe o eso me gustaría creer. No ha podido huir yéndose a California ni tiene la publicidad como vía de escape. Ha estado buscando el ticket dorado en las chocolatinas equivocadas y lo sabe. ¿Quién será su Willy Wonka? Don está solo, intentando encontrar el mejor eslogan que le salve de sí mismo. 

Opinión de la final de la quinta temporada.
Más Mad Men.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimada acabamos de ver este finale y creo que lo interpretas maravillosamente... me encanta tu trabajo. esta serie es una de nuestras favoritas junto a mi mujer y es muy grato que alguien la comente. Miguel, desde Chile.

Mariló García dijo...

Gracias por pasarte! ;) Comentaremos la 7T!