Helen Gurley Brown falleció el 13 de agosto a los 90 años. Por el nombre tal vez no te suene, pero esta mujer fue una pionera de la revolución sexual, entre otras cosas, al frente de la revista Cosmopolitan (¡durante 30 años!), dejando atrás la figura de la ama de casa remilgada para dar paso a una mujer más independiente y a gusto con el sexo. Aunque la revista no sea ahora de mis favoritas (sí la compraba cuando comenzó a publicarse en España a finales de los 80), hay que reconocer que rompió en su momento muchos tabúes y liberó a muchas jóvenes. Pero no hablo de Helen Gurley Brown por su etapa profesional como directora de Cosmopolitan desde 1965, sino como escritora, en concreto por su libro Sex and the Single Girl (El sexo y la mujer soltera), publicado en 1962, y que se convertiría en un bestseller (vendió dos millones de copias en tres semanas) que le abriría las puertas de aquella redacción. Le animó a escribirlo su propio marido, David Brown, productor de películas como El golpe, Paseando a Miss Daisy y Tiburón. Para cualquier seriéfilo, este libro es casi de cabecera: no sólo es el antecesor de Sex and the City (Sexo en Nueva York) (Candace Bushnell tuiteó cuando se enteró de su muerte: "Es el fin de una era") sino que inspiró a Matthew Weiner para moldear las curvas y las mentes de las mujeres de la oficina de Mad Men (Weiner también se confiesa muy fan de La mística femenina, de Betty Friedman, escrito en 1963, algo de lo que escribí cuando se estrenó Mad Men en España). Para los cinéfilos, El sexo y la mujer soltera se llevó a la gran pantalla como La pícara soltera, con Natalie Wood y Tony Curtis en 1964 (Wood hacía de ella). Helen Gurley Brown escribiría más libros sobre el mismo tema, como Sex and the Office (1965), un libro de recetas para solteras (1969) y una nueva edición de Sex and the Single Lady en 1970. "Las chicas buenas van al cielo y las chicas malas, a todas partes", solía decir. Chapó!
En la película La pícara soltera (desafortunado título en español de Sex and the Single Girl), además de ver a un encantador y algo payaso Tony Curtis, y unos modeluquis de Natalie Wood bien bonitos, me quedo con otra de las parejas del filme, la formada por Henry Fonda y Lauren Bacall, siempre discutiendo. Me ha llamado la atención esta escena en la que Fonda hace una demostración de medias con piernas de mujeres en un ambiente ciertamente demasiado fetichista para la época, creo yo. Con esas gigantescas piernas con ligueros a modo de columnas. Por cierto, lo más bonito es que reconoce a su media naranja por las piernas, claro.
Actualizo. Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) le hace un homenaje en And Just Like That (el regreso de Sexo en Nueva York), en el episodio 2x5 al vestirse como Helen Gurley Brown hasta con la revista Cosmopolitan en la mano.
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