9.7.12

Crítica. El dictador: Sacha Baron Cohen igual de gamberro. Lo mejor: los cameos televisivos

Bienvenidos a la república de Wadiya. Sacha Baron Cohen es a los humoristas lo que Ikea frente a sus competidores. Hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Además, él se lo guisa y se lo come y se vende si hace falta. Es el soltero por excelencia. No se casa con nadie. SBC es un producto. El cómico lo sabe. La audiencia lo sabe. Entramos en su juego y no decepciona. Lo más parecido a Santiago Segura que tienen en EE UU. Muerde a la yugular sin piedad, pero siempre tras una mirada de ingenuidad, infantil. No es el enfadado-con-el-mundo Larry David, ni el sarcástico vacilón Ricky Gervais, ni el virulento Louis C. K.

El chiste le sigue funcionando, y ésa es la primera sorpresa que uno se lleva viendo El dictador. Que te ríes. Que aunque repita el gag, el espíritu crítico y gamberro se mantiene, la intención de provocar, de ser políticamente incorrecto, alternando diferentes niveles de humor, algo que sigue funcionando después de tantos años en programas como Saturday Night Live. Con El dictador cierra una trilogía con el director Larry Charles, tras el imprescindible reportero de Kazajistán Borat y el gracioso diseñador austriaco Brüno.

La escena del helicóptero.

Dedicada a la memoria del dictador coreano Jong-il –habitual objeto de burla en Rockefeller Plaza, escaparate de medio SNL– este dictador es el rey de la provocación y la tontería al estilo Brüno pero con el indisimulado desconcierto de Borat. Con la sátira política de fondo, nos presenta a un loco narcisista –que recuerda a individuos de vida extravagante como Hussein o Gadafi– en rápidos trazos, para situarle rápidamente en la aventura: viajar a Nueva York, a la ciudad de las oportunidades, y enfrentarse a la democracia, su mayor miedo.

Es cierto que la mayoría de los gags se desvelan en el tráiler –siempre, un error– y que esta vez ha evitado las impredecibles cámaras ocultas –aunque se usaron para preparar al personaje, ojalá formen parte de los extras del dvd, pero algunas escenas protagonizadas por secundarios son absolutamente geniales (el parto de Anna Gasteyer es lo más surreal que he visto nunca). Desde el formidable Ben Kingsley –con el que coincidió en La invención de Hugo, de Scorsese– a actores de la cantera HBO (Fred Armisen) o SNL (Chris Parnell) o celebrities que se prestan a ser ridiculizadas (Megan Fox).

Pero lo mejor sigue siendo el personaje, un émulo del Chaplin de El gran dictador que, en vez de Hitler, hace chistes a costa del 11-S. Obvio, pero necesario, el mensaje final contra la falsa libertad de EE UU. Con Sacha Baron Cohen uno no se plantea si el humor tiene límites, sino de qué será capaz la próxima vez.

[Crítica publicada en Cinemanía]

3 comentarios:

martiferrer dijo...

Aunque le faltaron momentos de carcajadas, mi valoración en general es positiva, ya que cumple expectativas: entretiene.

Mariló García dijo...

Yo no esperaba ni más ni menos. Con Borat tocó techo. A ver qué tal los extras del dvd :)

Nix dijo...

Hola excelente tu critica, ahora mismo voy a ver esta pelicula! yo tengo un blog de cine si lo quieres ver, un abrazo!

http://nixmovie.blogspot.com.ar/