Jenna presume ante Liz de sus Christy LaButtons. Tal cual. Porque para comprárselos, "no tengo que pedirle 17 dólares a ningún hombre". Y remata: "Son imitaciones de Christian Louboutin. Me cansé de romper zapatos de 1.200 dólares tratando de embarazar a mi novio". En la guerra de sexos que plantea Rockefeller Plaza, tanto Jenna como Liz, a pesar de ser tan opuestas, comparten una cualidad que las hace tan fuertes: ellas son, en sus relaciones, las que trabajan fuera de casa. Buscando un espónsor para su boda, Jenna lo encuentra en una web de falsificaciones, promocionando sus marcas al final del episodio: Johnny Choon, Dolce y Banana, Merolo Blornig, Prader, Gukki, DKNI, Alexandorp McKing, Diana Von Fistenbug y Jessica Simpson (qué cabrones, tan malos que parecen una falsificación en sí mismos). Es decir, Jimmy Choo, Dolce & Gabbana, Manolo Blahnik, Prada, Gucci, DKNY, Alexander McQueen y Diana von Fustenberg.
Liz también se da un capricho, no son unos taconazos, sino un fedora, más masculino, aunque ella se justifica delante de su novio diciendo: "Vi el estreno de Primal Suspect por cable. Es buena de verdad". Recordemos que la prota de la serie, María Bello, lleva el mismo sombrero.
Jack, que suele tener algunas de las mejores frases de la serie, nos revela en el episodio 6x21 que soñó con Madrid (él, ahora prometido con una mallorquina): "Tuve un sueño erótico con Dora la Exploradora adulta. La tomé en un balcón de Madrid, en la Plaza Mayor. Llevaba flores en el pelo".
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