DETALLAZO. Dexter, con el tridente, su hermano, al lado, como la pareja del cuadro de Grant Good (American Gothic). Esta imagen ya la usó también la revista Entertainment Weekly en su triple portada de True Blood.
Viendo el episodio 6x7 de Dexter, me he acordado de cuando Don Draper escapaba del encorsetado Nueva York e iba a desmayarse por el calor a Los Angeles. Dexter viaja de Miami a Nebraska y, por el camino, se nos desmadra. Se lía a pegar tiros al aire desde su coche, se folla a una adolescente en una gasolinera, se echa tres kilos de queso chedar en los nachos... Un pasote. Le guía el fantasma de su hermano, Brian, un auténtico cabrón. "Mata", le anima constantemente. En su sed de venganza, va a la caza del hijo de Trinity (¡cómo echamos de menos a John Lithgow!), que ha matado a su madre, a la que culpa del suicidio de su hermana (¿por qué no se fueron de casa estos dos hermanos?). Cuando Dexter tiene cara a cara al niñato se ve a sí mismo. También piensa en su propio hijo. Y le da una oportunidad, deshaciéndose así de la mosca cojonera de Brian. Para algo ha servido la comedura de tarro del hermano Sam. Entre el hermano Sam y su hermano Brian, Dexter tira por el hermano santo. En la primera curva, sube a su coche, a su vida, de nuevo, el fantasma de su padre. Y vuelta a la normalidad. ¿Qué le animará a Dexter a matar de nuevo?
Curiosidad macabra. El hijo de Trinity, Brando Eaton (imdb), es uno de los chavales que mata Tate en el episodio de Halloween de American Horror Story.
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