Tanto años viajando a Gandía y nunca había visto una procesión. No nos llovió, aunque hizo mucho aire y fresquete. Nos plantamos en un cruce de calles desde el que partían todas las cofradías. Nos armamos de paciencia porque para terminar el recorrido se necesitan varias horas. De hecho, se nos hizo de noche, aunque hicimos una breve parada para tomarnos unos pinchos en un clásico, el Lizarrán.
Los legionarios en manga corta, de pie, sin moverse, custodiando el cuerpo de cristo es una de esas estampas que no se te pueden olvidar. Y los colores de las tunicas y los capirotes, en contraste con el sufrimiento de las esculturas.
No creo que repita, pero soy de las que me gusta participar en el folclore de un pueblo al menos una vez en la vida. En las de Madrid también he estado. En Gandía la cosa no fue masiva, la verdad. Se podía andar tranquilamente por las calles. El año que viene, a Sevilla. Palabras mayores.
+ Valencia.
Monas de Pascua. Link.
En la playa. Link.
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