20.9.10
Mad Men 4x8: con el agua al cuello
Don Draper quiere, necesita, debe cambiar. Nada en una piscina, para desconectar. Escribe un diario, para centrar sus ideas. Cambia el whisky por la floja Budweiser. A la jovencita de turno por la psicóloga de la empresa. Relega en Peggy en una de las decisiones más difíciles de la empresa: despedir a un empleado. Las últimas cajas de su mudanza en casa de su ex Betty son el último lastre de su pasado. Y van a la basura. Mientras él decide hacer las cosas bien, Betty parece añorar al Don del que se enamoró, al Don que parece volver a resurgir. Como un Ave Fénix. Matthew Weiner escribe junto a dos mujeres los guiones de Mad Men. En éste se ha notado la mano femenina particularmente. Cómo la secretaria aguanta la ofensa, cómo los hombres exhiben sin pudor su misoginia, pero también cómo ellas saben usar tan bien su cuerpo como su cabeza, aunque no lo parezca. Suena Satisfaction de los Rolling, mientras la joven prefiere esperar a tener sexo con Don. Luego, Don es el que necesita esperar. Escribe un diario "como una chica", y quiere una relación seria con la psicóloga, una mujer a la que admira, y de la que se podría enamorar. Y mientras veo a este Don con el agua al cuello en la piscina, capaz de competir con el de la calle de al lado y ganar, recuerdo la estética, el tempo, la música, de Un hombre soltero, de Tom Ford. Como la imagen hundiéndose en el fondo de la piscina. Don es ya oficialmente un hombre soltero. Y con un toque del que maneja los hilos, de gángster, como le dice la psicóloga. Para eso se llama Don, nombre mafioso donde los haya.
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2 comentarios:
Uno de los personajes a destacar de esta temporada es a secretaria de Don: un cruce entre la gran secundaria de cine Thelma Ritter y la Sofia Petrilo de las Cichas de Oro. Sus descuidos y errores son graciosos y sus comentarios agudos a más no poder. Que lastima que acabe en el último episodio. Como le dijo Don a Peggy, Joan sabía que esa era la la secretaria que necesitaba.Todo un hallazgo la secretaria "ejecutiva" Miss Blankenship
sí, genialidad, una metáfora del tipo de mujer que va desapareciendo!
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