Uno de los primeros días en Beijing comimos en un centro comercial enorme (como todos) al lado del Regent, nuestro hotel, que se llamaba
The PM. De todos los restaurantes (temáticos la mayoría) elegimos uno de empanadillas o
dim sum (raviolis rellenos). Son para los chinos como unas tapas o entrantes para nosotros. El único problema es que hay tal variedad que queríamos probar de todo un poco y cada clase de empanadilla constaba de unas 15 piezas (15 piezas por 2 euros al cambio de los yuanes). Nos embalamos y pedimos, sin darnos cuenta, casi 100 empanadillas para cuatro. Unas no nos gustaron nada (de setas, demasiado fuerte) y otras estaban muy ricas, como las de pollo. Las que sobraron nos las llevamos.
Un consejo. Si pides cerveza te pueden traer una botella como ésta, de medio litro. Normalmente la sirven caliente o del tiempo, así que tendrás que especificar que fesquita pero sin hielo.
El arroz es muy barato y te ponen bastante, normalmente como ves aquí, con forma de cuenco boca abajo.
Esta variedad es empanadilla, con el envase de bambú donde las hacen al vapor, nos llamó la atención por los colores, aunque luego no estaban muy allá.
Estas empanadillas con forma de pelota son muy habituales. Estaban rellenas de espinacas y resultaron un poco secas. Las de al lado suelen ser más pequeñas y con la textura más fina, de gambas. Este restaurante estaba en el
Mercado de la Seda, donde venden imitaciones. Está en la última planta y lo más curioso es que todos los restaurantes (que son como puestos, cada uno temático) tienen una sola caja para pagar. En algunos centros comerciales se llamaban Food Republic (la república de la comida, muy acertado). Tú pides lo que quieres en los puestos que quieras y te sientas en unas mesas comunes que hay en el centro. Los chinos comparten.
Es día pedimos fídeos fritos (siempre te los ponen con mucha verdura y lechuga en trozos gigantes)...
Y nos pusieron como aperitivo brécol y tallos de soja con alguna verdura más.
La última noche que estuvimos en Beijing cenamos en un
japonés pequeñito que había en la calle, cerca del hotel. Comer japo es muy barato, e incluso llegamos a ver buffet de sushi por unos 12 euros. Pedimos sashimi...
y sashimi de beef (carne).
Sushi y unos california roll, que es lo que más me gusta.
La primera noche en Beijing probamos el italiano del Regent que se llama
Daccapo. Al cambio, aunque sean hoteles de lujo, comer no es nada caro. Ver este tipo de pan en China es raro. Lo de los palitos dentro del vaso es más normal. Los tienen de todos los sabores.
Nos pedimos una pizza con jamón. No volvimos a verlo.
Y los spaguettis, al ser casi como fideos, tenían una textura deliciosa, el problema es que picaban tela marinera. Nos dimos alguna que otra comida "occidental" porque si no acabas hasta el gorro del
arroz, las empanadillas, los fideos y el
pato laqueado.
Uno de los primeros días en Beijing comimos en un centro comercial enorme (como todos) al lado del Regent, nuestro hotel, que se llamaba The PM. De todos los restaurantes (temáticos la mayoría) elegimos uno de empanadillas o dim sum (raviolis rellenos). Son para los chinos como unas tapas o entrantes para nosotros. El único problema es que hay tal variedad que queríamos probar de todo un poco y cada clase de empanadilla constaba de unas 15 piezas (15 piezas por 2 euros al cambio de los yuanes). Nos embalamos y pedimos, sin darnos cuenta, casi 100 empanadillas para cuatro. Unas no nos gustaron nada (de setas, demasiado fuerte) y otras estaban muy ricas, como las de pollo. Las que sobraron nos las llevamos.
Un consejo. Si pides cerveza te pueden traer una botella como ésta, de medio litro. Normalmente la sirven caliente o del tiempo, así que tendrás que especificar que fesquita pero sin hielo.
El arroz es muy barato y te ponen bastante, normalmente como ves aquí, con forma de cuenco boca abajo.
Esta variedad es empanadilla, con el envase de bambú donde las hacen al vapor, nos llamó la atención por los colores, aunque luego no estaban muy allá.
Estas empanadillas con forma de pelota son muy habituales. Estaban rellenas de espinacas y resultaron un poco secas. Las de al lado suelen ser más pequeñas y con la textura más fina, de gambas. Este restaurante estaba en el Mercado de la Seda, donde venden imitaciones. Está en la última planta y lo más curioso es que todos los restaurantes (que son como puestos, cada uno temático) tienen una sola caja para pagar. En algunos centros comerciales se llamaban Food Republic (la república de la comida, muy acertado). Tú pides lo que quieres en los puestos que quieras y te sientas en unas mesas comunes que hay en el centro. Los chinos comparten.
Es día pedimos fídeos fritos (siempre te los ponen con mucha verdura y lechuga en trozos gigantes)...
Y nos pusieron como aperitivo brécol y tallos de soja con alguna verdura más.
La última noche que estuvimos en Beijing cenamos en un japonés pequeñito que había en la calle, cerca del hotel. Comer japo es muy barato, e incluso llegamos a ver buffet de sushi por unos 12 euros. Pedimos sashimi...
y sashimi de beef (carne).
Sushi y unos california roll, que es lo que más me gusta.
La primera noche en Beijing probamos el italiano del Regent que se llama Daccapo. Al cambio, aunque sean hoteles de lujo, comer no es nada caro. Ver este tipo de pan en China es raro. Lo de los palitos dentro del vaso es más normal. Los tienen de todos los sabores.
Nos pedimos una pizza con jamón. No volvimos a verlo.
Y los spaguettis, al ser casi como fideos, tenían una textura deliciosa, el problema es que picaban tela marinera. Nos dimos alguna que otra comida "occidental" porque si no acabas hasta el gorro del arroz, las empanadillas, los fideos y el pato laqueado.
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