A un par de minutos de mi hotel estaba Oxford Street, una zona con tiendas y restaurantes. Me hice el recorrido por Oxford hasta Bond bajando por New Bond y llegando a Piccadilly. Por la mañana me esperaban entrevistas en el hotel Soho con Daniel Craig y Olga Kurylenko. Por la tarde terminé mi curro con Gemma Arterton.
El restaurante take away que más me gustó (y donde cené el viernes, mi último día) fue este japo para llevar (una franquicia) que vende el sushi por piezas perfectamente plastificado a mano: Wasabi & Bento. Unas ocho piezas con un onigiri de arroz grande, salsa de soja y palillos me salió por unas 8 libras.
Enfrente, un noodle bar. Parece que estemos en Tokio si no fuera por el taxi.
Además del Fish & Chips (el pescado y patatas que no hay dios que se lo coma) irrumpe el kebab, como si fuera algo ya tradicional.
Fruta! en un puesto callejero en la calle Woodstock.
Uno de los mayores centros comerciales, Selfridges, donde compré el gel de Molton Brown y mis manoletinas Prada en plenas rebajas. Entré porque de pronto se puso a llover.
Después de entrar en el Top Shop de Oxford (es toda una experiencia con musicón, top models probándose ropa, niñas con la madre de la mano, taconazo, gays, es una de mis marcas favoritas) dí con el Primark, el H&M irlandés. Me tuve que salir. La locura era total. Plantas y plantas de ropa tirada de precio, auténticas gangas (yo suelo ir al de Plenilunio en Madrid). En Oxford no te pierdas los zapatos rebajados de Shellys (159) y River Island (Oxford Circus 301).
La cadena Pret a Manger ("Come con cabeza") es como el Delina's, igual: sandwiches y bebidas sanas, y parecido precio (caro).
Parecido es Eat. Más claro el agua.
Si Oxford es asequible, Bond es la zona lujosa, de las grandes marcas, como Louis Vuitton, aunque no deja de ser macarra con Keith Richards en este pedazo de valla.
El picahielo de Hermés, sanguinario.
Un escaparate deportivo clasicote.
Los lunares en los bikinis (odio los topos! y menos en versión floclore).
Los dulces japoneses (que no lo suelen ser), en una pija tienda exclusiva.
Ralph Lauren, las banderas que no falten, como si fuera una embajada (me parto).
Banderolas de lujo.
Esto de ir sola es lo que tiene, que no te haces fotos. Ésta me la hizo una chica en Bond Street, por el vacile de las estatuas. Me sujeto toa porque hacía viento.
En el patio de la Royal Academy of Arts.
Y la súper instalación que han montado.
En las zonas bien también se bebe en la calle. Ya ves.
No es el original pero Cheers! en Piccadilly.
Esas cabinas tan arcaicas pero que se siguen usando.
De camino al Sport Cafe donde ví el partido de la semifinal de la Eurocopa impresionante escultura.
Este colega animaba a Rusia ero estaba en pleno centro de Piccadilly, zona tomada por los españoles.
¿El mayor interruptor del mundo? En Piccadilly.
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