Weeds. Estoy completamente segura ya que en EEUU esta serie tiene que tener más detractores que ninguna. En estos últimos episodios (van a día de hoy por el séptimo) el cuñado de la prota, que es un juergas, trapichea para salir del ejército, aludiendo que el propio país se ha cargado a su compañero con un misil (lo tiene grabado en su móvil, mientras estaba grabando cómo se tiraba un pedo con el culo al aire. Tremendo).
Se intenta ocultar tras una peluca, le pide quedarse en su casa a un colega hindú que es gay (esta secuencia es memorable, porque los padres piensan que es su novia travelo) y acaba friendo huevos y paseando en calzoncillos por la casa de su cuñada.
El hijo pequeño va a clases en un internado en el que tienen que solucionar como detectives dónde se encuentra el cuerpo de un asesinato. ¿Y qué era? ¡Un aborto! Acojonante. Esto da pie a hablar de otras series de polis-forenses como CSI y The Shield (grande).
La madre se ha pasado de la maria a la heroína (guau!) y trapichea con los niggers del barrio como si fuera la más bitch de todas. Hay una escena en la que va al volante y participa hasta de un tiroteo, mientras transporta a un herido de bala detrás.
Mathew Modine, nuevo en esto, es el cabrón con piel de cordero, y tiene en la palmita a todo el equipo (quiere apropiarse de Agrestic a golpe de talonario para unirla a su pueblo, Majestic ¿no es poético?). En fin, tenemos para rato... A ver qué pasa con el hermano mayor (que se hace camello) y con una de las Olsen que se lía con él y las mata callando (la fumeta quiere ir virgen al matrimonio pero le gusta perrear)...
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