9.7.07

Los Borgia, cactus y rosquillas

Las franquicias son la alienación del estómago. Pero cuando estás en pueblos como el de Gandía y (sin ofender a nadie) te apetece tapear algo, siempre está Lizarrán, el sitio de pinchos que puede competir con cualquiera de Donosti. Lo mejor, y en caliente, la chistorra. Y a un euro el pincho. ¿Alguien da más?



Decidimos entrar en el Palacio de los Borgia. César Borgia (según leo en el suplemento Clio que regala Fotogramas en su número de julio) tiene una leyenda negra, algo maquiavélica. Asesinó a su hermano y mantuvo relaciones sexuales con su hermana. O eso es lo que dicen.

Las puertas están abiertas aunque está cerrado, pero nos colamos. Lo conseguimos porque hay fiesta fin de curso del colegio (que está en su interior). Hay padres, alumnos y profesores y nosotros nos confundimos entre la gente, hasta lograr llegar al interior de un patio. Nadie nos dice nada, hacemos fotos y disfrutamos del pequeño jardín y la arquitectura.

Mis padres y el pozo de los deseos (como si lo fuera).


Hay cactus que parecen de otro planeta.


Rosquillas como las tontas y las listas madrileñas en forma de tetilla gigantes.

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