(Opinión sin spoilers)
Como me ocurrió con la primera temporada de Love (y todas las siguientes), Feliz aniversario me la veo sin darme cuenta. Es de esas rom com ya típicas de Netflix en las que las cosas van sucediendo, nos sentimos identificados, nos levantan una sonrisa y aceptamos todas las reglas del juego porque no hacen daño ni resultan pedantes, sólo un divertimento más que explora desde el humor blanco las emociones más universales.
Feliz aniversario resulta familiar porque parece una continuación de Love. Si en aquélla, conocemos el origen del amor, cómo una pareja, aparentemente sin nada en común, se enamora, en Feliz aniversario conocemos a una pareja parecida, tres años después de comenzar su relación. Sam es también el larguirucho feo, seguro de sus sentimientos, pero algo frío en la demostración de sus emociones; y Mollie, la chavala indecisa, pero más echada para adelante, que espera que este tipo tan normal sea su príncipe azul y le demuestre con hechos el amor que dice sentir por ella. En plena celebración de su aniversario, se cuestionan las bases de este amor, lo que da pie a un buen número de situaciones en las que surgen los celos y las dudas, pero, sobre todo, se airean esos sentimientos verdaderos que, tal vez, nunca fueron suficientemente demostrados.
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